El diccionario no es muy explícito en el tema, prácticamente se limita a señalar que se trata de la “separación de una persona de la tierra en que vive”. No nos dice si esa separación es forzada, por quien y por qué motivos. Es decir, si es por motivos de hambre, promoción profesional o laboral, etc.; tampoco sabemos si se trata por imposición de un gobierno tirano que expulsa, por condena judicial, persecución… Bien es verdad que puede ser utilizada en la descripción de lejanía o ausencia de la patria, sin tener muy en cuenta las causas u origen de las mismas.
Generalmente, cuando se habla de exiliados, solemos entender, se trata de personas que se fueron a otro país por motivos políticos, circunstancias estas que han sido y aún lo son muy comunes a todos los pueblos y naciones a lo largo de la historia, aunque recibiendo diferentes nombres según circunstancias y momentos, aunque puede aplicarse el término a quien se encuentra lejos de su lugar natural, sea ciudad o país.
Destierro. Recordemos a El Cid desterrado de los territorios castellanos por Alfonso VI; Lope de Vega desterrado de Madrid y buscando refugio en las posesiones de la Casa Ducal de Alba, o a Miguel de Unamuno desterrado a Fuerteventura por la dictadura de Primo de Rivera, con posterior fuga a Francia; o el sufrido por Nicolás Redondo exsecretario general de la UGT en la comarca vecina de Las Hurdes, durante la dictadura de Franco.
Desplazados, deportados o refugiados, términos muy utilizados y sacralizados por la Declaración Universal de Derechos Humanos, que sufre indiscriminadamente la población civil en casos de guerra, persecuciones religiosas, catástrofes, etc., tenemos casos actuales como los padecidos por los conflictos de Oriente Medio: Palestinos, iraquíes, sirios, etc., pero que también sufrieron otros muchos pueblos que para evitar su exterminio tuvieron que abandonar su patria: Armenios, kurdos, judíos (los expulsados por los Reyes Católicos o los perseguidos por el nacionalsocialismo), los moriscos expulsados por Felipe III o los que fueron desperdigados por Castilla la Vieja; alemanes, cosacos, tártaros y otras nacionalidades deportados por los soviéticos a Siberia; los saharauis de Tinduf, etc. En la antigüedad los judíos huyendo de Egipto a Israel (donde desplazaron a otros), deportados por Nabucodonosor a Babilonia o casi exterminados por las sucesivas guerras que tuvieron contra las legiones romanas de Tito, Trajano y Adriano. Los derrotados en las cruentas batallas que, juntamente con sus familias, eran llevados a las capitales imperiales para servir como esclavos; los indios de las praderas que perdieron sus tierras y libertad quedando confinados en las llamadas reservas, etc., etc.
Expatriados, generalmente por motivos políticos. Para este grupo, seguramente es el más conocido como exiliados, entre los que sin duda, tenemos más cerca en nuestro recuerdo y por afectar a nuestro país, tenemos a los políticos e intelectuales afrancesados de la época de Carlos IV, Fernando VII y posteriores, que se exiliaban a Bayona o Biarritz; los republicanos españoles al término de la guerra civil del 36, con su gobierno a la cabeza. En estos casos, se trataba de españoles que tuvieron que abandonar el país forzados por sus opiniones, creencias, etc., por los mismos motivos fueron muchos los irlandeses y escoceses que abandonaron su patria para enrolarse en las tropas y administración de la monarquía hispánica durante los Siglos XVI, XVII y XVIII.
Expatriados por motivos económicos. El hambre por la escasez de recursos en una zona del planeta ha movido y mueven ingentes cantidades de personas que tienen que abandonar su lugar natural y marchar lejos buscando una mejor vida, ejemplos lo tenemos en la gente que trata un día si y otro también de “asaltar la fortaleza europea”, no dudando arriesgar su propia vida. Recordar el abandono masivo de irlandeses a Norteamérica, a Australia y otros lugares como consecuencia de la hambruna desencadenada por una plaga que afectaba a la patata en Irlanda; o los movimientos de gentes de Italia o España que a principios del siglo XX abandonaban estos países con destino a Argentina, Brasil, Estados Unidos, Cuba, etc.
En el interior de muestro país, los movimientos masivos de población de las regiones agrarias a las zonas industriales de Cataluña a principios del siglo XX, acentuadas a partir del Plan de Estabilización Económica del gobierno franquista de 1959 que ha propiciado el despoblamiento de los pueblos de ambas Castillas, Extremadura, Galicia, Aragón, Andalucía, etc., como asentamiento de esa población “sobrante” del mundo rural en las regiones más desarrolladas del país: Cataluña, País Vasco y Madrid principalmente; sin despreciar a los tres millones de españoles que se fueron a Francia, Alemania, Holanda, Bélgica, Suiza u otros países europeos y americanos. En la actualidad, la huída y/o expulsión de España de numerosos jóvenes que tienen que buscar acomodo en otros lugares por la penuria e indigencia a la que nos hemos visto abocados. Entre estos, sin dudarlo, debemos encuadrar a los cientos, quizás miles, de gunillanos o descencientes dispersados por la geografía española y mundial
Sin embargo, entre nosotros abundan los hispanoamericanos, marroquíes, rumanos, búlgaros y otras muchas nacionalidades, especialmente chinos que poco a poco van copando el comercio de este país y de otros muchos. En el futuro los chinos estarán en todos los sitios y dominando el mundo.
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