Devoción a la
Virgen.
No sabemos exactamente el año de la presencia de la Virgen de Nieva entre nosotros. Lo que si sabemos, a ciencia cierta, es que en el año 1700 se celebró por vez primera su
fiesta en el Domingo siguiente al 8 de Septiembre.
Un pastor, llamado Pedro Amador, que llevaba cada día a pastar su rebaño al pizarral fue testigo singular de un acontecimiento que tuvo lugar en el año 1392 en la
localidad de Nieva (
Segovia): la aparición de la Virgen de Nieva conocida como Virgen de Soterraña al haber sido encontrada bajo
tierra. Una
imagen que había sido enterrada en
tiempos de la invasión de los
moros, en
medio de cánticos y oraciones, volvía de nuevo a ver la luz del día, a sentir el amor y súplica de su
pueblo. Sobre el lugar del prodigioso descubrimiento se edificó un pequeño
templo que, gracias a la reina castellana Leonor de Lancaster daría lugar a una gran
basílica a la par que la noticia de su milagrosa aparición se extendía por todo Castilla.
Precisamente este templo, en el año 1441, acogió los
restos de nuestra reina de
navarra Blanca, hija de
Carlos III, esposa de Juan II y madre del Príncipe de Viana. La reina falleció cuando asistía en
romería al
santuario tras la
boda de su hija Blanca con Enrique IV de Castilla. Una Reina, Blanca de Navarra, que a buen seguro pernoctaba en nuestra
Villa de
Peralta cuando iba
camino del Reino de Castilla. Años más tarde en este lugar se establecieron los dominicos que fueron los que propagaron la devoción a la Virgen de Nieva fuera de Castilla.
Inicio de su devoción en Peralta.
No consta en el Archivo la fecha en la que su imagen llegó hasta nosotros, pero existe un documento del año 1700 en donde se narra lo siguiente: "quedando el Cabildo... se omita dicha
procesión (
San Nicolás de Bari), y en su recompensa se constituie dicho Cabildo en hacer otra en el día en que se celebrare la festa de nuestra
Señora bajo la advocación de Nieva, que suele ser en el Domingo infraoctavo de la Natividad de la Virgen, día de su dulce
nombre; o quando está impedido este, en el mismo día de su otra gloriosa Natividad [...] queda a cargo del Cabildo el cantar la salve a nuestra Señora después de vísperas o maitines todos los Sábados del año, y los deías vísperas de las cinco festividades principales de nuestra Señora, como lo ha hecho asta aquí, y además cantará la salve al
anochecer en la víspera del día en que se celebre la festa baxo el título de Nieva."
A partir de entonces, la Virgen de Nieva compartiría el afecto que los peralteses tributaban a la que entonces era su
patrona, la Virgen del Pero, cuya
ermita estaba situada al otro lado del
puente. Tal fue el impacto de su llegada hasta Peralta que años después incluso el
retablo mayor de la
Parroquia hubo de reservar su parte
central para una gran
hornacina donde cobijar y venerar a la nueva advocación e imagen de la Virgen: en su brazo izquierdo tiene a su divino hijo y en su mano
derecha empuñando un rayo para que no hiera a quien a ella implore. Como dato
curioso decir que la Virgen de Nieva fue posiblemente llevada hasta el Santuario de la Virgen de Nieva para que su cabeza y manos fueran tocadas por la original.
No resulta
difícil intuir ni volver nuestro pensamiento al Peralta de aquellos años donde los
cultivos estaban a merced de las
tormentas que causaban no solamente daños materiales sino, incluso, fallecimientos. Tal vez fue la fama de esta Virgen "protectora contra rayos y centellas" lo que hizo que comenzase a fraguar al igual que en otros tantos
pueblos de Navarra la devoción a la Virgen de Nieva.