Historia
Cuenta la leyenda que la
Virgen de Ujué apareció en una
cueva, donde una paloma todos los días entraba y salía de ella. Un
pastor que todos los días veía a esa paloma quería saber que podría haber en esa cueva, así que entró y se encontró a la Virgen. Lleno de
alegría la bajó al
pueblo y la puso en la
iglesia ya
construida, pero al día siguiente la Virgen no se encontraba ahí. La figura había vuelto a la cueva de donde la sacaron, pero volvieron a bajarla al pueblo. Y otra vez se encontraron que había
desaparecido, así que decidieron construirle una iglesia en
honor a Ella en lo alto de esa
montaña, en la cueva, de donde Ella procedía. El
antiguo Ujué,
ubicado en
Santa María la
Blanca, en zona llana, pasó a su situación actual encumbrada,
dominando la Sierra de Uxue.
El
nombre antiguo de la
villa es Uxue, y así aparece oficialmente en la documentación, en el
sello o cuño del
Ayuntamiento y en el de la
Parroquia hasta
finales del
siglo diecinueve.
Los orígenes de esta población son confusos, desconociéndose la fecha exacta de su fundación.
Ya antes de la dominación
romana existían núcleos de población vascona diseminados por la sierra, como lo atestiguan recientes descubrimientos arqueológicos.
En las
excavaciones arqueológicas efectuadas en la
primavera del año 2009 en la zona de la
cabecera románica de la
iglesia fortaleza se han encontrado
restos de una anterior iglesia prerrománica y varios enterramientos que los arqueólogos datan como tardo
romanos del siglo IV. También hay indicios de una
construcción romana de esa misma época.
La romanización fue
intensa en el piedemonte de la sierra de Uxue. En las
inmediaciones de la
ermita de Santa María la Blanca se encontraron dos aras, una dedicada a Júpiter y otra a la divinidad indígena de Lacubegi.
Parece que el actual
núcleo de población arranca a finales del siglo VIII o
principios del IX, cuando Íñigo Arista erigió el primitivo
castillo-fortaleza, como una avanzadilla de su
reino contra el Islam que se extendía por la
Ribera.
Uno de los primeros relatos sobre Ujué proviene de Al-Himyarí, quien habla de los
castillos fortificados que formaban el
sistema de defensa del Reino de
Pamplona. En su crónica escribe: "Otra
localidad, de nombre Santa María, es la primera de las fortalezas que forma parte del sistema defensivo de Pamplona. Es la que está construida con más solidez y ocupa la posición más elevada".
Durante los
siglos IX y X aparece con el nombre de Santa María y como fortaleza fronteriza de montaña. En los siglos IX y X y XI cuando se recogen los topónimos de Ussue y en el siglo XII se escribe "Santa María de Uxua".
La fortaleza, y el poblado surgido a su
entorno, se constituye en villa hacia el año 1076. Desde dicho año Ujué estuvo bajo los auspicios de Sancho Ramírez, el primer rey de
Navarra y
Aragón, quién fundó la
iglesia de Santa María, según un
documento de donación fechado en el año 1089 y se amplían las dependencias del castillo. Así mismo, el rey le concede fueros, por los que se estipula que "fuera
villa realenga y sus
vecinos libres e ingenuos, sin que pudieran ser enagenados en señorío".
Alfonso el Batallador conquista los reinos de Tudela y
Zaragoza treinta años más
tarde y, ante la falta de acoso musulmana, Ujué entra en decadencia y muchos de sus vecinos emigran hacia la
llanura.
La entronización en Navarra los
reyes de la
Casa de Évreux hace que Ujué vuelva a recuperar su importancia, pues los reyes
Carlos II "el Malo" y su hijo
Carlos III "el
Noble" manifestaron su predilección por el
santuario de Ujué.
Carlos II mandó erigir la iglesia
gótica. También pensó en dotar a Ujué de una universidad o Estudio
General, iniciándose las
obras que se abandonarían años mas tarde por falta de
recursos económicos. Mandó hacer el revestimiento de plata de la
imagen de la Virgen.
Pese a que este rey pasó a la historia con el sobrenombre de "el Malo", amó Ujué y a su Virgen, a la que donó su
corazón, conservado en la
actualidad en una
hornacina practicada en el
ábside central junto a la Virgen.
Carlos III "el Noble" organizó frecuentes peregrinaciones al Santuario de Ujué, desde su corte de
Olite. Esta
costumbre la mantuvo su hija, la
reina Blanca de Navarra, quien al morir, ordena en su testamento ser enterrada en la iglesia de Ujué. Esta
disposición testamentaria no se cumplió, probablemente por las guerras civiles que por aquellos años ensangrentaban el
Reino de Navarra, y
Doña Blanca quedó enterrada en Santa María de
Nieva, donde falleció.
Doña Leonor, hija de doña Blanca, interviene para frenar la decadencia de Ujué, tras su segregación de
Pitillas. Organiza varias peregrinaciones al Santuario y libera de impuestos a todos los vecinos de la villa. En 1482 se inicia un nuevo resurgir de Ujué.
Tras la conquista de Navarra por parte de la Corona de Castilla se produce un aumento de la población de Uxue. El Cardenal Cisneros dio orden de derribo de la fortaleza, orden que no se cumplió y la iglesia, con sus dos
torres almenadas y su cinturón defensivo, permanecieron y se conservan en la actualidad tal y como estaban antes de la conquista.
Hacia 1533 Uxue contaba con una población estable que crece ligeramente hasta finales del siglo XVIII, en el que se derriban sus
murallas, y ya tiene 170
casas habitadas. A finales del siglo XIV el Papa Clemente VII ordena que la iglesia de Ujué sea reintegrada al obispado de Pamplona.
El Santuario de Ujué fue atendido por clérigos de la Orden de
San Agustín hasta el
siglo XIII en que pasó a manos de clérigos seculares. De aquí procede que los
párrocos de Ujué sean llamados Priores, por justo título concedido por el Papa Pío V. El priorato de Ujué fué polémico. En 1570,
Felipe II concede a la
catedral de Barbastro los prioratos de Larraga, Funes y Ujué, provocando las protestas de los
ujuetarras. Felipe V reconduce la situación y decreta los derechos de los solicitantes.
En una consulta de 1676 sobre la provisión del curato de Ujué (Navarra) que era de patronato real, consultado el obispo y los examinadores sinodales sobre si el candidato debía hablar vascuence, conferida la materia con personas noticiosas, se halla ser necesaria la inteligencia de dicha lengua por ser la común y general de aquel pueblo en que muchos no entienden otra”.
En 1711 se quiso dejar sin efecto el privilegio de doña Leonor, intentando obligar a la Villa de Uxue a pagar sus
antiguas pechas al estar en bancarrota la Hacienda Real, tras la guerra de Sucesión. Dado que los
habitantes de Ujué habían tomado partido por Felipe V, éste expide una real cédula firmada en el Buen Retiro y fechada en 20 de noviembre de 1712 "ordenando al Tribunal de la Cámara de Comptos el sobreseimiento de los embargos a la villa de Uxue".
Ujué sigue creciendo en población y riqueza, de tal manera que aparece citado en el censo de las Cortes de Navarra de 1818 entre las villas más prósperas. El crecimiento
continúa durante las dos primeras décadas del siglo XX, alcanzando los 1500 habitantes en el año 1929.
En la actualidad, con
datos del censo del 2015, tiene 187 habitantes.