El primitivo
ROSALES
Son los castros poblados primitivos. hoy generalmente desiertos, colocados en lugares estratégicos, civitates supra
montes positae, casi tan numerosos como los
pueblos actuales. En ellos tenían nuestros progenitores sus viviendas permanentes, y su vida se deslizaba pacífica, poco más o menos como en las aldeas que hoy se dedican al pastoreo y a la
agricultura.
En todos ellos se descubre una organización para defensa de la colectividad, lo que lleva consigo instituciones civiles, religiosas y
militares; autoridad, jueces y
leyes, aunque no fueran escritas.
Los castros comenzaron en el segundo período de la
piedra: en el Neolítico (El Neolítico en la Península Ibérica corresponde al período comprendido entre el 6000 a. C. y el 3000 a. C.), o un poco más
tarde, y perseveraron a través del Bronce y del Hierro, hasta la conquista
romana: eso demuestran las exploraciones de algunos.
Tal vez el primer asentamiento
humano en el
pueblo de Rosales, no mencionado por el P.
César Morán, estuviese localizado en
Campovalle por sus características: lugar estratégico con buena visibilidad,
valle muy
soleado en la falda meridional de una loma,
cueva o
cuevas en las
rocas calizas que forman la loma (no descubiertas hoy día), con
agua abundante, con bosques tupidos para la
caza y
madera para el
fuego, vaguada resguardada del
viento norte y
oeste... Fundamento este dato en un hacha de bronce encontrada en el lugar.
Éste debió estar en la parte oriental (Sur) de la colina1 que llaman
Santa Colomba, que ofrece todas las apariencias de un
castro. Se halla al occidente del pueblo, a unos
cuatro kilómetros de distancia. Se extiende de NO. a SE. parte de
monte y parte de
campo sin
árboles. Es loma poco elevada y bien defendida contra todos los vientos por las altas
montañas que por todas partes le dan abrigo. La constitución de la loma ofrece muy buena
situación estratégica por tres de sus
lados, que son rápidas vertientes, y sólo es accesible, en llano, por un punto, que es el NO.
A lo largo de la colina corre un
camino hondo, con poca profundidad actualmente, por haberse rellenado con hierbas,
hojas y
plantas en el transcurso de los siglos. Cuando ese camino llega al
solar del castro propiamente dicho, se bifurca, dirigiendo una trinchera a la derecha y otra a la izquierda, para defender el punto más vulnerable y más
expuesto a las acometidas de un posible enemigo. Por el
interior se ve mucha piedra en desorden, traída de otra parte, restos de viviendas, de chozas, sin que pueda concretarse su
planta en una
visita rápida y en un lugar
cubierto de impenetrable
bosque.
Los
valles que rodean el castro son abundantes en agua potable.
Campos,
praderas, montes, tan propios para la ganadera como para la caza, se extienden en todas direcciones. La
pesca debió ser copiosa en las cercanías, como lo da a entender el
nombre de un
prado lindante que dicen el
Truchero.
Villares o
Villar suelen llamarse los parajes en que aparecen
ruinas de
antiguos poblados. Pues bien, a lado del castro, al SE. después de la terminación de la loma, se extiende una planicie denominada el Campo del Villar, como si dijera el campo del pueblo. Y es de advertir que en la actualidad ninguna persona de Rosales sospechaba la existencia de un poblado en aquel sitio, aunque hayan visto las ruinas cien veces; toda la
tradición se concentró en el
santuario, como vamos a ver. Sin embargo ese nombre de Villar, que hoy se emplea como simple toponímico, exento de significación ulterior, expresó en otro
tiempo, en una
antigüedad muy remota, una idea
clara de relación al castro.
A un extremo del mencionado Campo hay una extensión de
terreno que llaman el
Jardín, que también probablemente se refiere a la
población primitiva.
A la parte norte se extienden unos
prados que llaman las
Cortinas, de corte en sentido de
corral o cortijo para encerrar los
ganados del
antiguo pueblo. A otro valle inmediato llaman
Trigal, que puede referirse a ensayos de ese cereal, cuando era producción nueva.
Hacia la mitad de la colina en que aparece el castro, en el punto más favorable para tomarlo o combatirlo, se ven las ruinas y cimientos de un pequeño
edificio de planta cuadrangular, que la tradición señala como
ermita de Santa Colomba; de ahí la denominación toponímica. La
imagen de la Santa en talla de madera, pequeñita, con su palma de martirio y con sabor del
siglo XVI, está, ya lo hemos dicho en la
iglesia de Rosales, en un
altar lateral. Creemos que la
vieja ermita, en aquel punto, es un caso de cristianización. Los habitantes del castro colocaron el templo y sus dioses en el sitio más peligroso, encomendándoles la defensa y protección del poblado. Más adelante, con el triunfo del Cristianismo, desterraron los dioses, y consagraron el templo al verdadero Dios bajo la advocación de Santa Colomba.
La ermita de SANTA COLOMBA
Cuentan los ancianos de Rosales que esta ermita fue uno de los primeros templos del Cristianismo en el país. Atrevida parece la afirmación, pero no desprovista de verosimilitud. Desde luego la cristianización a que aquí nos referimos se toca con el culto de los dioses, y se relaciona con el momento en que el paganismo se declaraba en derrota, y la nueva religión se imponía. Esta pudo extenderse por acá muy pronto en virtud de la proximidad a Astorga, unos 25 kilómetros, donde el Cristianismo se remonta a los
tiempos apostólicos. La tradición venerable sigue al Apóstol
Santiago desde un
puerto de la Bética, por una de las calzadas
romanas hasta
Galicia; de Galicia, por otra
vía romana, a
Zaragoza pasando por Astorga. No iba como simple
turista, sino como Apóstol evangelizando a los pueblos. «Sería temeridad, dice Menéndez
Pelayo, negar la venida de Santiago a
España». Aun concediendo que la silla episcopal de Astorga no sea fundada por Santiago, sabemos con certeza que, a mediados del siglo III, era
obispo de Astorga Basílides, el libelático2. Es el primero de que se tiene noticia, pero esto no significa que sea el primero de la
serie. La
Virgen Santa Colomba padeció el martirio hacía el año 273; hasta después de esa fecha no pudo ser cristianizado con ella este templo.
Una vieja tradición recuerda la
romería que se celebraba en el campo de las Cortinas en presencia del templo del antiguo poblado y de la
ganadería, siguiendo la
costumbre ancestral de establecer las
ferias y
mercados a lado de los templos.
Entre los
caminos rústicos, que en forma radiada salen de Rosales, dos se dirigen hacia Santa Colomba: uno pasa rozando la colina por el sur, atravesando el Campo del Villar; otro cruza la loma por el norte. En la antigüedad hubo un tercer camino intermedio que se dirigía directamente al castro, se desprendía del anterior en Campovalle y, colocado entre los dos primeros, no cesaba hasta la
altura del castro. Aunque abandonado y maltrecho, se puede seguir su trazado en toda su longitud, que no pasa de dos kilómetros.
La conquista romana
Al paso de los conquistadores
romanos (Octavio Augusto, emperador
romano, sustituido luego por Cayo Antistio el
Viejo, Pretor de la Tarraconense) casi todos los castros desaparecen violentamente, y sus
moradores se ven forzados a establecerse en la llanura o lugares abiertos, para evitar sublevaciones contra el vencedor. quedó abandonado el castro y no sobrevivió de él más que la ermita, pagana primero, cristiana después, de Santa Colomba, respetada por los conquistadores como medida política. Entonces debieron los
naturales trasladar sus viviendas a otro punto en que aparecen ruinas y
vestigios de poblado, que es en Murmián, un llanito que se hace más
arriba del actual Rosales. Allí descubre el
arado trozos de
cerámica, cimientos de paredes,
piedras de argamasa y pequeñas ruedas de
molino de mano. En este punto la tradición y las ruinas están completamente de acuerdo al decir la primera que allí estuvo antes el pueblo. (Muy posiblemente los Romanos estavlecieron un CASTRO para defensa del camino que se dirigía hacia las explotacines auríferas. Lugar estrátégico, con buena visibibilidad, agua abundante, madera para construir las empalizadas que lo protegían...) (Datos recogidos por el P. César Morán en su libro
EXCURSIONES ARQUEOLÓGICAS POR
TIERRAS DE
LEÓN)