Situación:
A 15 km de Sevilla capital.
Parroquia de Santa María de la Estrella. Conserva el presbiterio que data del siglo XII, restaurada la nave central en el siglo XVIII tras el terremoto de Lisboa que afectó a esta zona.
La Semana Santa. Declarada de interés turístico donde cada día de la semana (desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección) procesionan por las calles de Coria los diferentes pasos ordenados según la pasión de Cristo. Tiene originalidad el modo de celebrar el Domingo de Resurrección donde la imagen de Cristo Resucitado se encuentra con la imagen de la Virgen de la Soledad al despuntar el alba en la plaza de la Parroquia de Sta. María de la Estrella, en esta plaza, ambos pasos simulan tres abrazos.
Es tradicional en tiempos de Cuaresma la elaboración de dulces como las "orejitas de haba", expresión deformada por el paso del tiempo de lo que fuera las "orejitas del Abad" en honor a la devoción a San Antonio Abad.
Coria ha sido asentamiento ininterrumpido de todas las culturas, como demuestran los numerosos hallazgos arqueológicos que se encuentran en la zona. De hecho, hay numerosos restos del Neolítico, como hachas pulimentadas y cuchillos, puntas de flecha del Calcolítico y hallazgos del Bronce final, fenicios y de época turdetana. Los fenicios construyeron en Coria un importante puerto fluvial con factoría; signo de su importancia es que durante la época fenicia la edificación de un templo dedicado al dios Baal Hammón patrón de marineros. Acuñó moneda con la imágen de un pez bajo la dominación romana, donde aparece su denominación de Caura. La hipótesis de que su nombre fue Caura Siarum, ha sido desechada pues en la relación de municipios romanos que cita Plinio hay que señalar que Siarum correponde a la población Searo (Torre del Águila, Utrera) que también acuñó moneda. Mantuvo su importancia, en época romana prueba de ello son los muy abundantes los restos romanos hallados en la villa, y entre ellos destaca un cipo que se conserva en la ermita de la Vera Cruz. Durante época visigoda se detectan diversos restos constructivos y otros correspondiente a algunas necrópolis fuera del núcleo como los del cortijo de Bastero. Sufrió en el año 885 una invasión normanda que arrasó la villa y diezmó la población. Durante la época árabe recibió la denominación de Qawra. En la conquista cristiana quedó prácticamente desolada, y fue repoblada por mandanto de Fernando III y, posteriormente, en época de Alfonso X, asentándose familias catalanas y aragonesas. Posteriormente siguió sufriendo invasiones árabes. Desde el siglo XVII perteneció al conde-duque de Olivares, pasando después a ser propiedad del conde de Altamira. Desde la más remota historia hasta casi la actualidad ha sido secular la vocación marinera y pescadora de la villa, que se ha perdido casi por completo debido a la pérdida de importancia como vía de comunicación del río Guadalquivir. Son muy numerosos los intelectuales y artistas que ha dado Coria. Baste citar a fray Francisco de Acosta, evangelizador de Méjico; al teólogo Manuel Martínez Campos; los pintores Manuel de la Rosa y Andrés Martínez de León; el historiador José Luis Asián Peña y un largo etcétera en todos los ámbitos de la cultura.
Es una belleza pasear por el paseo fluvial que recorre toda la orilla del Guadalquivir que baña a la Villa.