El
nombre de la
ciudad procede del nombre indígena tartesio Spal, que significa "tierra llana". Tras la conquista, los
romanos latinizaron el nombre a
Hispalis, que en época andalusí varió a Isbiliya.
Hispalis la
Romana.
Es decir: Según el profesor Guillermo Tejada, el nombre actual de
SEVILLA tiene su origen más remoto en el hidrónimo redundante prelatino, "Íspalis = Ísbalis", < desde "Is (a/i+a/i) b (a/i+a/i) l (a/i+a/iz/s (i)", "
Río (-río-río-río)" (junto al-/protegido por-...), que los musulmanes en la Edad Media tradujeron por "Is (i+i) b (i+i) l (i+i) ya" > " (I) Sibiliya" > que acabará dando "Sevilla", con el mismo significado hidronímico.
Durante la dominación árabe en Sevilla, iniciada en el año ciudad se expande y embellece urbanísticamente. Y surge de su
recinto urbano esa
maravilla en
ladrillo y
piedra que es la estilizada
torre de la Giralda. Una vez
Cordoba caida en manos de los Castellanos Sevilla se convertira
capital sobre gran parte de la
Andalucia actual y parte
norte de
Marruecos su Rey en esos tiempos fué enterrado en Sevilla pero con el paso del
tiempo se lo llevaron a Marruecos donde permanece.
La conquista de Sevilla por
Fernando III imprimió un nuevo a su
perfil urbanístico, sin que por ello desaparezcan los numerosos vestigios dejados por los
árabes. La
Catedral de Sevilla se emplaza en el lugar que había ocupado la mezquita
mayor musulmana. Su
construcción fue iniciada a finales del siglo XIV, bajo la dirección de Alonso Martínez.
Tras la aceptación de la
constitución Española Sevilla es al dia de hoy la Capital de la
Comunidad autonoma de Andalucia.
El origen del poblamiento humano en Sevilla se establece en torno a los siglos IX u VIII a. C. Los
restos arquológicos encontrados demuestran que los primeros pobladores sevillanos conocían las técnicas del bronce y vivian principalmente de la
caza y la
pesca sobre un poblado palafítico, de ahí el nombre primitivo de la ciudad: HISPALIS.
Gracias al
Guadalquivir, Sevilla se convirtió en un
puerto fluvial de primer orden. La properidad de la pequeña ciudad quedaría truncada cuando en torno al año 216 a. C. Los ejércitos cartagineses destruyeron la ciudad. La rivalidad entre romanos y cartagineses haría que durante la Segunda
Guerra Púnica (sobre el año 206 a. C.), la bética (apróximadamente lo que corresponde hoy con la actual Andalucia) cayera en poder
romano tras la batalla de Llipa. La ciudad será reconstruida dando prioridad al primer asentamiento romano de la península:
Itálica, ciudad que dará dos emperadores a Roma:
Trajano y
Adriano. Al final del periodo romano llega el cristianismo. De ésta época destacan las dos martires sevillanas
Santa Justa y
Rufina, patronas de la ciudad. La llegada de los visigodos supone un periodo de cierta tranquilidad, en la que destacará Sevilla con sus Obispos
San Leandro y
San Isidoro. A partir del 711, la llegada de los musulmanes supone una nueva etapa de prosperidad para la ciudad. Su nuevo nombre, Isbiliya, será el topónimo del que derivará su nombre actual. Las destrucciones y saqueos periódicos no impiden que Sevilla se convierta en capital del reino Al-Mutamid, y posteriormente en capital del Inperio de los almhoades en Al-Andalus (
España) en el año 1163. En 1248 entraban el la ciudad las tropas del rey de
Castilla, Fernando III. ECONOMÍA La producción final agraria al término de cada año en Sevilla supera los 195.000 millones de
pesetas. La mayor producción se da en herbáceos industriales (como el
algodón o la remolacha),
aceite y derivados y
cereales. La producción en toneladas del
olivar representa el 14 por ciento de la producción total
andaluza, en el que la
aceituna de mesa supone algo más del 77 por ciento total. Los cereales ocupan el 34 por ciento del total autonómico y la superficie
dedicada al cultivo del arroz y su producción es
superior al 92 por ciento del total. Otros cultivos de relevancia son la nectarina (86 por ciento de la producción), y el tomate para conserva (70 por ciento). También se cultivan en la provincia leguminosas, tubérculos, forrajes,
hortalizas, cítricos,
frutos no cítricos, vino y derivados, remolacha, colza, tabaco, etc... En cuanto a la producción ganadera se distribuye entre un 70 por ciento aproximado de
ganado porcino, el resto es
vacuno. Aves y huevos también aportan un gran porcentaje. Sobresale además la
ganadería ovina, caprina, caballar, conejos y la producción de lana. El
principal destino de las exportaciones agroalimentaria es la
Unión Europea, especialmente
Alemania,
Francia,
Reino Unido,
Paises Bajos,
Portugal e
Italia. Los productos que más se exportan son el aceite de oliva en sus diferentes categorías, pimientos dulces,
aceitunas, tomates y pepinos frescos y en conservas. La presencia industrial en Sevilla es fuerte y diversificada, localizada en la capital y su área metropolitana (
Dos Hermanas y
Alcalá de Guadaira). En la ciudad hay nueve polígonos industriales (
Aeropuerto, Calonge,
Carretera Amarilla, El
Pino, La Chaparrilla, Navisa,
San Jerónimo, Store y Su Eminencia). Tres son los sectores industriales fundamentales:
Artes gráficas, papel y edición; Fabricación de productos metálicos excepto máquinas y material de
transporte; calzado,
vestido y confección textil. Destacan, sin embargo, la industria química, la de fabricación de instrumentos de precisión (como óptica y similares), la industria alimenticia y de bebidas, el tabaco y la industria maderera. La energía eléctrica, gas y
agua, generan el 52 por ciento de la facturación industrial
sevillana. La industria en Sevilla adolece de una excesiva especialización en sectores tradicionales con procesos productivos de bajo nivel
tecnológico. Importante es también el sector de la construcción. Se trata de un sector fundamental en la economía sevillana por el gran valor patrimonial de la ciudad y, en los últimos años, la
puesta en
marcha del
Parque Temático ‘
Isla Mágica’ que atrae a gran cantidad de visitantes. Sevilla cuenta con más de 100
hoteles, aunque el total de establecimientos hoteleros supera los 330 con más de 25.000
plazas. La oferta en
restauración ronda los 700 establecimientos con más de 50.000 plazas. En
general, la oferta de
alojamiento, restauración y servicios en la capital hispalense es media-alta, adecuada a todas las categorías.