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Mensajes enviados por Chindasvinto:

El cantero de Santibáñez fue un trabajador honrado por excelencia, sí, pero raramente el trabajador honrado suele ser un excelente hombre de negocios; éstos parecen ser el patrimonio si no de quienes carecen de escrúpulos, al menos, de quienes no tienen reparos en actuar con mano izquierda, conociendo a fondo la coyuntura económica del momento. Diríae que el trabajo honrado, aquel que pide una remuneración proporcional al esfuerzo realizado, es incapaz de aceptar un dinero fácil, una ganancia que no haya sido proporcionada por el sudor de la frente. Por eso este hombre, si alguna vez --apoyado en sus módicos ahorros-- intentaba adentrarse en ese camino reservado a las mentes calculadoras, su estrella se oscurecía y los negros nubarrones aparecían en el horizonte turbando la paz y la seguridad de una familia que siempre vivió apoyada en el trabajo del cantero.
Las compensaciones que nunca pudo tener en el terreno financiero las tuvo, y muy sobradas, en el terreno que le era familiar: en su oficio de cantero. Él sabía que trabajaba para la posteridad y, aunque de forma un tanto velada, tenía el oculto presentimiento de que su obra le sobreviviría en muchos años y que su recuerdo no se borraría con su muerte. Yo he tenido la oportunidad de de escuchar a la gente sencilla de los pueblos de la Meseta hablar con entusiamo de los canteros de Santibáñez; varias generaciones de artesanos de la piedra habían dejado entre ellos su obra realizada a golpe de martillo, piqueta y escoda, habían regado con su sudor las calles de sus pueblos y la gente les estaba agradecida.
Nadie se sintió defraudado por su trabajo de maestro, y nadie manifestó haber sido extorsionado por precios abusivos: su trabajo tenía un precio más bien bajo (lo escuché de uno de los mismos interesados) y la gente lo pagaba sin regateos, sabiendo que pagaba un trabajo honradamente ganado. Sólo aquel que --dicho sea para su deshonra--, quizá apoyado en su traje talar, quiso sacar partido de un posible error en la construcción, mereció ser puesto en evidencia tras una actuación que ocultaba intenciones poco nobles.
La obra, una vez terminada, quiso que un aparejador la revisase con la remota esperanza de encontrar un detalle que no fuese del agrado del técnico, a fin de usarlo como trampolín para sus aspiraciones: obtener una reducción en un precio honradamente estipulado. Pero su estupor no fue menor que el disgusto ocasionado al cantero de Santibáñez. El aparejador, presintiendo quizá los intereses que se ocultaban tras la sotana, no solamente no vio el defecto buscado, sino que se sintió orgulloso de de poder felicitar al artífice de aquella obra de cantería.
La aspiración de toda su vida, aspiración que encajaba perfectamente en los límites de su profesión, fue proporcionar a su familia un cobijo salido de sus propias manos y hecho con los retazos de tiempo que su profesión le dejaba libres. Esta aspiración, concebida y realizada sin otra intención lucrativa que la de liberar a su familia del pago permanente de un alquiler, fue una y otra vez coronada por el éxito. La propiedad privada sobre algunos medios de subsistencia parece ser tan connatural al hombre como la satisfacción de ciertas necesidades ineludibles, y por eso el cantero de Santibáñez, mientras se mantuvo en este nivel, vio sonreirle la fortuna.
Con sus módicos ahorros y la valiosa colaboración de quien había entrado a formar parte de su familia, pudo ver inscrito su nombre en la lista de los pequeños propietarios, y a un paso de dar cumplimiento a aquel ideal de su juventud. Había que trabajar duro, pero él ya contaba con ello y nunca fue de los que se arredraron ante el trabajo.
Así fue, poco a poco, transformando el fruto de sus sudores en pequeñas fincas urbanas que él era el primero en habitar hasta que veía llegado el momento de abandonarlas por otras de condiciones más ventajosas.
Pero estas mejoras económicas, si no abrían la puerta a la especulación, al menos daban pie para sacarle un rendimiento a aquel dinero ganado con paciencia y a fuerza de sudores. Por lo general, cuando esto sucedía, la estrella del cantero se apagaba nuevamente y nuevamente llegaban, sin saber por qué, los problemas de todo género; una cañería que se ha roto y el agua penetra en la propiedad del vecino, un inquilino que no paga, un desagüe que se encenagado, una canal rota que inunda de agua la buhardilla, dos vecinos que se querellan y exigen puertas de acceso independientes, otros dos que se han despedido a la francesa dejando algunos meses pendientes de pago, una cloaca que se obtura y hay que levantarla hasta su encuentro con la general, y del mismo modo otros muchos etcéteras que no vale la pena recordar. (Así era el Cantero de Santibáñez) Chindasvinto ... (ver texto completo)
Podrimos pensar que chindasvinto es el nuevo Cervantes del siglo 21, que historias mas alucinantes, el cantero de Santibañez tambien arreglo la iglesia de LA NUEZ hace mas de 50 años yo era muy pequeña todavia le recuerdo en el andamio, pintandola por dentro de blanco y borrando para siempre aquellas paredes azul cielo que tan bonitas me parecian, y que ya de mayor he podido apreciar en otras iglesias romanicas del valle de Mena.... bueno esto es otra historia
Hola, Amador, ¡qué alegría poder contactar con alguien que siente el mismo amor a la tierra que uno siente! Uno lamenta no haber hecho en su día muchas más cosas de las que hizo, no haber conocido a más gente que la que conoció en el pequeño reducto donde le colocó el destino. Pero los medios de entonces eran mucho más reducidos y sobre todo mucho más precarios que los de ahora. Yo de buena gana te diría que antaño me sentaba en las piedras que hay en la solana de la primera casa de tu pueblo para ... (ver texto completo)
Cuando las faenas del verano eran abundantes (y lo eran siempre) y una familia temía no poder llevarlas a buen término, o bien cuando uno podía permitirse ese respiro, se ajustaba un agostero para que, con el sudor de su frente, se ganara el pan de cada día e hiciera un poco de hucha con vistas al futuro.
Ése era el caso de Eugenia que, desde la baja de mi madre en las faenas del campo por haber iniciado una nueva singladura junto a mi padre --el cantero de Santibáñez-- y tener que seguir sus huellas, ... (ver texto completo)
Saludos

Ahora mismo estoy como si estuviera viendo a mi abuelo Pablo Celis –de los Celis de Coculina- poniéndose la faja, que debía de tener una técnica especial, por lo larga que era, también en invierno se ponía el “tapaboquillas” que era una especie de bufanda. Algunas veces le acompañaba yo a alguno de los pueblos donde le habían llamado, porque se les había puesto malo un buey o una vaca, pues era una especie de “curandero”. Me acuerdo como si fuera hoy mismo cuando le acompañe a “La Berezosa” ... (ver texto completo)
Hola, Fernando, veo que ya comienzas a soltar tímidamente tus recuerdos y a hacernos partícipes de ellos. Tú insiste, porque estoy seguro de que tú, lo mismo que cualquier hijo de vecino, tienes en el subconsciente todo un mundo que ira aflorando a medida que vayas pensando seriamente en él.
Así pues, ¿eres de Coculina? Sí, he estado varias veces en él ya que, dada la cercanía con Bustillo, tenía parientes en Coculina, pero el tiempo, que como he dicho más de una vez todo lo devora, ha ido borrando ... (ver texto completo)
Estoy anonadada de tus hitorias, me encantan, con mas tiempo, entrare a participar, en tus cilaboraciones, ya que todo lo que cuentas me es muy familiar, yo tambien formo parte de las generaciones que en los años 60 y70 que tuvimos que emigrar, soy de la Nuez de Arriba cerca de Villadiego, un saludo
Hola, Amador, ne sé si has adoptado un seudónimo masculino o el teclado del ordenador te ha jugado una mala pasada; pero eso es lo de menos. Lo verdaderamente importante es que entre todos demos un poco de vida a estos pueblos que en su día la tuvieron, y muy hermosa. Me siento honrado de que gracias a la lectura de nis recuerdos plasmados en este foro te hayas animado a hacer lo mismo. Como le decía en este mismo foro a Fernando Arroyo (a quien debo una respuesta), si tienes algo en el baúl de tus ... (ver texto completo)
Ese hombre, que trabajaba con las manos ateridas de frío por los rigores del crudo invierno burgalés (era un problema que le aquejaba a él particularmente), nunca escurrió el bulto por temor a las heladas invernales: había que ganar el pan para la familia y él lo ganaba con las manos frías, haciendo frente a los hielos del invierno, pero contento por el deber cumplido.
Tras una dura semana de trabajo en cualquier rincón de la provincia, había que coger aquella vieja y pesada bicicleta, que de vieja ... (ver texto completo)
Cuando mis abuelos ya habían hecho las compras (unos albérchigos de la Bureba, y, a falta de las buenas cerezas del valle de Las Caderechas o de Covarrubias, unos higos de cualquier proveedor, amén de lo necesario para la labranza o el ganado, como piedralipe para las semillas, zotal para la corte del chino, el gallinero y la tenada de las ovejas), pasó mi abuelo a recogernos sospechando que estaríamos muertos de sed.
¿Qué sos parece una gaseosa fresca --nos dice, a fuer de persona generosa y comprensiva--; ... (ver texto completo)
Estas vivencias no tienen otra finalidad que la de figurar como documento gráfico de la vida de un cantero de Santibáñez que trabajó para la posteridad y cuya obra perdura diseminada por las austeras tierras burgalesas; será a la vez un homenaje personal a aquel hombre cuya lucha por la vida comenzó ya cuando aún no habían terminado los años de su infancia.
Ese hombre, a quien tocó vivir una época de escased y de miseria, provocada primero por los tristes acontecimientos que presagiaban un conflicto ... (ver texto completo)
Un buen día del año pasado me pidió Tapiz que escribiera algo sobre mi niñez en estas tierras que tan dentro llevo grabadas y que tanto añoro. Le respondí que mi estancia en Santibáñez fue muy reducida y completamente circunstancial. Son mis raíces paternas las que están muy, pero que muy arraigadas en esas tierras de mis recuerdos infantiles.
Ahora he visto que uno, que sólo firma con el nombre de Santibáñez, pide colaboración para "dar vida" al pueblo y he pensado que la histoia de un pueblo se ... (ver texto completo)
Caía un sol de justicia y mi tío, con su ritmo cansino, seguía avizorando el paisaje; yo oía a lo lejos el canto de alguna curruca o algún herrerillo, pero sobre todo el de las calandrias que te salían al paso y se elevaban a lo alto o que ya estaban allí, como clavadas en el cielo, pero batiendo las alas para mantenerse en un punto fijo. Mi tío, sin embargo, oía los ruidos más singulares, esos que sóo un oído avezado sería capaz de discernir; de todos modos, esta vez no las tenía todas consigo:
-- ... (ver texto completo)
Las Matas, saludos. Hace ya bastantes años que oí algo relacionado con las versiones que ofreces sobre el origen de "tomar las de Villadiego", pero... toma nota: cuando me casé, hace ya muchos años, mi madre (fallecida hace apenas un año a los 97 de edad) me tejió ella misma unas alforjas en miniatura, de esas que se suelen colgar en el parabrisas de los coches (yo tenía por entonces un "dos caballos"). Te invito a que entres en el foro de Bustillo del Páramo donde casualmente inserté esta misma ... (ver texto completo)
Aunque muy de tarde en tarde, alguna vez había que hacer un viaje al centro comarcal más importante, por entonces partido judicial, para pertrecharse de lo más indispensable, porque a la aldea sólo llegaban, y también de tarde en tarde, el capador, el esquilador, rara vez el médico, alguna vez más el veterinario y hasta un buen día el chatarrero.
Había que preparar este viaje con esmero no sólo porque era algo desusado en el programa de cada día, sino porque era un día de trabajo que había que eliminar ... (ver texto completo)
Parece que los últimos años de su vida, Chindasvinto, los ocupó en actos de piedad y beneficencia. Fundó el monasterio de San Román de la Hornija, en San Román de Hornija, (Valladolid), para que a su muerte, a los 90 años, reposasen sus restos en un sepulcro junto a los de su esposa Riciberga, con la que tuvo tres hijos y una hija. Su epitafio, escrito por Eugenio de Toledo, le define como «impío, injusto e inmoral».
Me gustaria escribir como tú escribes. Saludos
Sí, Chindasvinto no fue precisamente un dechado de virtudes (ya comenzó usurpando el trono a su predecesor). ¿Pero qué rey de por aquellas calendas podría tirar la primera piedra contra él? ¡Hombre, había algún santo, como Fernando, y algún sabio, como Alfonso (bastante posteriores), pero me parecía más sonoro Chindasvinto y tenía la ventaja de acercarse más a mi verdadero nombre, auténticamente visigodo. Por lo demás, respeto mucho a los reyes y reinas de mi tierra; soy forofo y además un humilde ... (ver texto completo)
Saludo cordialmente a los habitantes de Presencio por haber dado en su día cobijo amable a una reina de quien me considero un humilde émulo y a quien el destino dotó de un corazón enamorado. Murió loca, sí, pero loca de amor. ¡Ése es el camino! Chindasvinto
Hola, Daniel Alonso, el autor del primer comentario sistemático de cada uno de los pueblos de Burgos. Te has empeñado en que todos ellos tengan sus comentaristas y quizá lo consigas; me parece una idea laudable. Pero como te dije en el foro de Bustillo del Páramo, a veces se te va la pluma, o el teclado del ordenador, quizá por despiste. De momento puedes cambiar el pie de las dos fotos que enviaste para el foro de Miñón, porque no son de Santibáñez sino, realmente, de Miñón. Saludos cordiales. Chindasvinto
En un lugar de Castilla, de cuyo nombre no quisiera olvidarme nunca, y si lo hiciere a nadie culparé por escribir en mi tumba la palabra "ingrato", vivió hace ya muchos años, y a sólo dos leguas de Villadiego, un rapazuelo que llegó a identificarse de tal forma con la tierra que pisaba, que sus raíces profundas, al verse violentamente desarraigadas de ella, quedaron de tal forma heridas que pasaron el resto de sus días suspirando por aquello que no se pudo desarriagar.
Eran los tiempos en que con el bieldo se beldaba la trilla y con la bielda se atropaba la paja; los tiempos en que la parva, una vez acabada la faena de la trilla, se amontonaba en el centro con la camizadera, es decir, los tiempos en que cuando a mi abuela le preguntaban por la salud de la tía Petra, su vecina y familiar lejana, respondía con aquel lacónico: pues está en un ser, lo mismo que respondiera santa Teresa de Jesús cuatrocientos años antes cuando, en las mismas circunstancias, le preguntaban por la salud de una monja de su convento; o al igual que el célebre Padre Mariana, doscientos cincuenta años antes, que para mostrar lo vano o carente de sentido de algo, decía: eso es tan inútil como llamar con una vedija a la puerta de un sordo, palabra que en mi aldea no sólo era de curso legal, sino que no había otra para nombrar ese mechón de lana que las ovejas dejan en las zarzas y los espinos, o esos pequeños trocitos que quedan después de varear un colchón de lana.
Y eso mismo ocurría con tantas y tantas otras palabras, giros y expresiones del lenguaje que, por falta de contacto, lo que entonces era la curcusilla, cien años antes había sido también la curcusilla, y otros cien antes también. El peligro que corría cada una de esas palabras era el de quedar viciada, quizá por un deseo inconfesado de cambio o por un rigor casi inexistente en el lenguaje, de tal forma que lo que aquí era la curcusilla, en el pueblo de dos leguas más allá podía ser la corcusilla y otras dos más allá la corcosilla.
Yo vi ese mundo con los ojos de un rapazuelo de ocho a diez años y me considero uno de los últimos exponentes de aquel vocabulario campesino de la Castilla profunda que comenzaba ya en mi tiempo a abrirse paso hacia el exterior, para quedar pronto relegado al olvido, obligado por los profundos cambios que se avecinaban. Por eso quisiera romper una lanza a favor de aquel vetusto lenguaje que tan grabado quedó en mí a esa edad tan temprana. Quizá no lo consiga porque, como decían los romanos, "tempus edax omnium rerum", sí, el tiempo todo lo devora, pero al menos me quedará la satisfacción de haberlo intentado.
Algunas de esas vivencias ya pueden verse en las líneas precedentes de este foro; reconozco que debería haber empezado por esta especie de introducción; pero como esas vivencias son tantas y las llevo tan grabadas en mi memoria, iré exponiéndolas poco a poco a la espera de que alguien que se dé por aludido al verse reflejado en ellas me recuerde alguna que se haya podido escapar por sábete qué rendija de ese baúl de los recurdos que todos llevamos encima. Chindasvinto ... (ver texto completo)
me alucina leer esos mensajes tan precisos de aquellos tiempos, que prosa tan maravillsa y sentida, son tus mensajes aunque largos breves por amenos... yo recuerdo nuchas vivencias dentro de mi con mucho cariño pero no sé expresarlas con esa maestría... eran tiempos pobres materialmente pero aquel cariño y unión los hacían divinos. He ido un dia de estos pasados par tu pueblo atrtaido por tus comentarios y lo pasé muy bién comentando vivencias con los pocos vecinos que quedan... Ahora me voy con ... (ver texto completo)
Hola, Emiliano, me siento muy honrado al saber que las vivencias de mi infancia te han llevado hasta aquel rinconcito del mundo donde vi la luz por primera vez (hace ya muchos, muchos años). Si hablaste con alguien de los pocos que viven habitualmente en la aldea, seguro que hablaste con Milagros, mujer risueña, vivaracha y dicharachera, la amiga preferida de mi infancia.
O sea, que viste las ruinas del horno de mi abuela ennegracidas por el humo de tantas hornadas; viste el colmenar de la huerta ... (ver texto completo)
Aún lo recuerdo como si hubiera sucedido ayer. Yo, con seis o siete años, vivía en Bustillo del Páramo con mis abuelos maternos. Éstos me enviaban a la cama como se enviaba entonces a los niños: apenas se había puesto el sol tras la cuesta que separa Bustillo de Hormazuela. Hasta aquella habitación donde yo pasaba mis miedos a la soledad, al silencio y a la oscuridad hasta que caía vencido por el sueño, llegaba con frecuencia el amable tañido de la campana de la ermita: la ermita de Barrio Solano. ... (ver texto completo)
Querido Ramón: Soy uno de los nietos de Don Félix, el maestro de tus abuelos. Gracias por comentar la foto. No sabía que mi abuelo había estado tanto tiempo en Ros, dado que allí le pilló la guerra civil y según me dices más o menos ésta foto debe de ser del 1925, son más de 10 años en Ros, lo que me extraña es la gran cantidad de niños para un pueblo tan pequeño como Ros.

Un abrazo.
Perdonad que me meta en este foro sin que nadie me haya dado vela en él: es para sacar de dudas a Víctor Pérez, quien se extraña de ver tantos niños en Ros.
Yo soy de un pueblecito (podría decirse casi alquería) cercano, Bustillo del Páramo, donde pasé mi infancia con mis abuelos maternos y donde he colgado también algunas de mis vivencias de aquella época (mis raíces paternas venían de Santibáñez Zarzaguda, un pueblo grandecito, precisamente junto a Ros).
En esos años en que el control responsable ... (ver texto completo)
Chindasvinto: He leído tus dos incursiones en este programa, y veo estás capacitado para contar mucho más y mojarte un poco. Con tu escrito es difícil
atar cabos, pero con un poco más de texto acaso saldremos del arroyo. Me gustaría contaras más de tu niñez por estas tierras, pues yo tengo 82 años y sé de muchas cosas acaecidas en el pueblo en mi adolescencia que por cierto se las he enviado a Eloy, por si puede aportar alguna cosa a la historia de Santibáñez Zarzaguda. Soy colaborador en este sentido ... (ver texto completo)
Hola, Tapiz, ha llovido en abundancia desde que lei tu invitación a "mojarme" más en sero escribiendo algo más sobre mi infancia por esas entrañables tierras de Santibáñez. ¡No sabes lo que siento tener que defraudarte en este sentido, porque, como puedes leer en mi primera intervención del 27 de diciembre de 2009, son mis raíces paternas las que proceden de Santibáñez, pero mi infancia, prácticamente entera, se desarrolló en Bustillo, con mis abuelos maternos donde, ahí sí, también puedes leer varias de mis vivencias. Las de Santibáñez son fruto de una estancia pasajera y completamente circunstancial, pero no menos entrañables aunque, claro está muy reducidas. Procedo de una familia de canteros. Mi padre (Daniel) y mi tío (Lorenzo) eran hijos de otro cantero (Estanislao), conocido en el pueblo como "el Diablo". ¡Fíjate de dónde procedo!
Un buen día hice una foto del palomar y la colgué en Internet junto a aquella vivencia (¡parece que lo estoy viviendo de nuevo!) del mar verde de Castilla. ¡Qué dentro llevo yo ese mar y qué recuerdos me trae cuando le veo de nuevo caminando en solitario por esos caminos del páramo que no van a ninguna parte pero que al final, allá a lo lejos, se juntan con el cielo, es decir, con el infinito! Soy un caminante en solitario que disfruta como un niño contemplando ese mar verde de Castilla. Soy pariente lejano de la Pepa, sí la esposa de Taquio, cuya casa es la más cercana a la iglesia. Con mucho gusto escribiría algo más sobre esas vivencia infantiles en Santibáñez, lo mismo que, muchos años después, sobre aquellas meriendas junto al río, esperando que los cangrejos entraran en los reteles como en una procesión; ¡pero no hay más cera que la que arde!
Mis tíos, Eusebio y Amancia, Telesforo y su mujer, e incluso mi primo Gauden, ya pasaron a mejor vida. Pero el mundo sigue girando y nosotros recordando muestros campos y a nuestros mayores hasta el día en que el destino quiera juntarnos a ellos, estén donde quiera que estén. Jo, un poco tétrico es esto último, pero real como la vida misma. Un cordial saludo a todos los de Santibáñez. Chindasvinto ... (ver texto completo)
A los pies de este palomar, hace ya muchos años, aprendí a conocer y a amar el mar verde de Castilla.
Mis recuerdos infantiles me llevan allá hacia el año en que terminó nuestra vergonzosa guerra fratricida. Jugando con otros niños a los pies de este viejo palomar conocí por vez primera las olas del mar: ¡pero eran unas olas verdes, era el mar de Castilla! El viento solano mecía las espigas ya crecidas y producía un continuo balanceo desde el principio del sembrado hasta el final. Lustros más tarde conocí el mar azul, pero sus olas nunca dejaron de recordarme aquel mar verde de mis años infantiles, ... (ver texto completo)
Prometí en mi respuesta a Charo, un día cualquiera del pasado año, sacar del baúl de mis recuerdos infantiles uno que me había impactado sobremanera al escuchar el lúgubre tañido de la campana en el toque de difuntos. Esto es lo que recuerdo de aquel melancólico repique:
Un día, al atardecer, corrió como la pólvora en mi pequeña aldea la voz de que Carmen, una jovencita que apenas acababa de abandonar la adolescencia, se había puesto muy mala.
El nivel de la Sanidad por entonces, unido a la gran ... (ver texto completo)
Tu silencio me canta en la noche
con voz débil, apagada,
canciones tristes que sólo el alma escucha.
¿Por qué, taciturno, me niegas las palabras
y sólo un llanto oculto, amedrentado,
se escucha en tu profunda soledad?
Cuando yo te visito,
tras años y años de larga ausencia,
me ocultas el rostro averganzado,
escondido entre las zarzas, ... (ver texto completo)
La larga tapia del colmenar discurría a lo largo del camino que salía del pueblo en dirección a Acedilo y Coculina, a Fuentebuena y también a los brezales.
Una vez cruzada la puerta de acceso a la huerta se encontraba uno, sin solución de continuidad, bajo un emparrado que ofrecía su sombra refrescante en los tórridos días de verano que, no sé por qué, se me antojaban más cálidos y más abundantes que en la actualidad. Veinte metros a la derecha, en el centro de la huerta, el gran nogal que ya había ... (ver texto completo)
Aunque mis raíces están profundamente ancladas en Bustillo del Páramo, porque allí me hicieron nacer hace ya muchos años y allí viví con mis abuelos gran parte de mi infancia, de hecho proceden de Santibáñez, porque de allí era mi padre, el cantero de Santibáñez, el que, junto a su hermano, el cantero de la pinta, tantas casas dejaron diseminadas por la meseta burgalesa; entre ellas está la pequeña escuela de Villaute que hoy disfruta un vecino del pueblo, a quien el ayuntamiento se la vendió, para ... (ver texto completo)
Cuando se agotó por completo el pan y mi abuela ya había convertido en sopas la hogaza que empezaba a canecerse, me dice un buen día, de improviso:
--Ven, hijo, que me vas a ayudar a preparar la artesa para hacer la masa, porque hoy voy a cocer. Desdate ese jersé porque vas a coger calor, o mejor quítatele para que no le manches.
-- ¿Y hará también tortas de aceite y un hornazo?
--Pues claro, y como sé que eres un lamerón, al hornazo le pondré un poco de manteca y un poco más de azúcar.
Contento ... (ver texto completo)
Buenos dias Chindesvinto:
Hoy he visitado los foros donde he entrado alguna vez por diversas razones, la más común es conocer de mi infancia dichos lugares.
En Ruyales leo una invitación a entrar en Bustillo, y al hacerlo, me he llevado una agradable sorpresa al leer tus comentarios.
Atesoras bellísimos recuerdos de una infancia rica en vivencias, ¡cómo me alegra poder leer, de vez en cuando, recuerdos tan elocuentes de años pasados!.
Gracias Chindasvinto.
Hola, Charo, he quedado en cierto modo sorprendido al ver tus reflexiones sobre el relato de mis vivencias infantiles en ese pueblo olvidado de la provincia de Burgos que es Bustillo, donde me hicieron nacer hace ya muchos años.
Realmente son tan vivos esos recuerdos, y tan queridos, y tan dolorosos a la vez, como has podido apreciar que, a mí que me gusta plasmar sobre el papel parte de mis vivencias..., en honor tuyo y de Cierzo, y de José María que también se han interesado por ellas, sacaré ... (ver texto completo)
Chindasvnto, hermosos los recuerdos que te unen a tu pueblo. Si tanto lo añoras por qué no vuelves.
Cierzo, gracias. No vuelvo porque, como has leído en mis recuerdos, me da la impresión de que hasta las piedras me gritan que allí yo ya no soy más que un extraño; ¿por qué? porque ya no me quedan raíces donde agarrarme. Además, ¡ha pasado tanto tiempo!... Soy feliz con mis recuerdos por más dolorossos que me resulten. Chindasvinto
Qué tal Chindasvinto?
Me imagino que te refieres a la ermita de Santa Isabel, situada en la localidad de Quintanilla Pedro-Abarca. Aquí se sigue haciendo romería tanto en San Isidro como el segundo fin de semana de julio.
Gracias, Gloria, todo me encaja; el otro día, en un viaje a Burgos, pregunté a mi madre (96 años), como último recurso. Me dijo que sí, que se iba a Santa Isabel, pero, la pobre, no sabía nada más. Tú me repites lo de Santa Isabel, ¡creo que voy llegando! Te saluda cordialmente Chindasvinto.
Ahora sí, ahora ya estaba preparado para abandonarme de lleno a mi objetivo, ahora vendrían los días de auténtico páramo, allá, por los alrededores de mi aldea. Bien conocida es de todos mis allegados mi aficción a caminar por esas alturas donde la vista se pierde en el horizonte y donde se puede decir sin ninguna sombra de duda: ancha es Castilla. Bien conocida es mi afición a perderme por esos caminos que no van a ninguna parte, caminos bien definidos unos y apenas esbozados en la hierba otros, ... (ver texto completo)
La casa de mis mayores
La casa era de hermosa mampostería, pero los dinteles de puertas y ventanas lucían magníficos sillares de piedra bien labrada que eran la envidia de muchas miradas.
-- ¡Menudo cacho casa –decía mi amigo Silvino--, y, al decirlo, seguro que pensaba que, en un pueblo como el mío, no había por qué aspirar a palacios mayores.
En el desván de aquella “cacho casa” y buscando “cosas”, como suelen hacerlo casi sin excepción todos los niños, encontraba yo números muy atrasados ... (ver texto completo)
Daniel, anteayer envié un mensaje referente al tuyo, pero me cuesta Dios y ayuda dejar esto así; ¿qué relación tienes con Bustillo? Si juntas las poblaciones de Bustillo, Coculina, Acedillo, Ruyales, y otros cuantos pueblos de los alrededores aún te faltarán más de la mitad para llegar a 2000. Allí, entre las piedras de la casa que mi padre (cantero de Santibáñez) tuvo que derribar para que, en su caída no se llevara por delante a la de mi tía Josefa, quedaron enterradas muchas de las ilusiones de ... (ver texto completo)
Charo, veo que tú eres quizá de las pocas personas que puede dar una respuesta coherente a mi pregunta. Mis raíces están profundamente hundidas en Bustillo del Páramo, allí me hicieron nacer y de allí me desarraigaron las circunstancias hace ya muchos años (te remito al foro de Bustillo). Recuerdo que, cuando era pequeño, se iba desde Bustillo en romería a cierta ermita y se cantaba a san Isidro labrador esta canción-plegaria: san Isidro Labrado/humildes te suplicamos/que nos conserves los frutos/y ... (ver texto completo)
Soy bastante patoso para esto de la cibernética y tengo los huesos duros ya para el aprendizaje, por eso envío de nuevo este mensaje porque no lo envié al lugar correspondiente. Leo bajo la firma de Daniel Alonso que Bustillo tiene una población de más de 2000 habitantes y a mí, claro está, se me han puesto los ojos como platos. Yo tengo las raíces profundamente hundidas en Bustillo y las circunstancias me desarraigaron dolorosamente de allí hace ya muchos años. Cuando a mí me hicieron nacer allí ... (ver texto completo)