El
pueblo era conocido antiguamente como
Torre de
Lodones, expresión que fue derivando, por economía de la lengua, en
Torrelodones. El
nombre proviene, por un lado, de la torre musulmana que domina la parte más
vieja de la
localidad, desde lo alto de un pequeño
cerro, y, por otro, del
árbol conocido como lodón (almez o lotonero), que abundaba en la zona. La
atalaya formaba parte de un sistema defensivo durante el periodo andalusí, con la que la
población musulmana intentaba frenar el avance de los reinos cristianos.
Los vestigios más remotos encontrados en el término
municipal son las pinturas rupestres existentes en
Canto de la
Cueva, que parecen informar de cierta actividad humana durante la Prehistoria. Sin embargo, sólo cabe hablar de un asentamiento estable a partir del
siglo VIII, con los bereberes. Esta hipótesis queda avalada por el descubrimiento de unas
sepulturas musulmanas,
labradas en
roca viva, cerca del actual emplazamiento de la
Fuente de El
Caño.
A mediados del siglo IX, en el contexto de la dominación musulmana de la Península Ibérica, la población andalusí fortificó diferentes enclaves de la Marca
Media, un territorio fronterizo con los reinos cristianos, coincidente en gran parte con la actual
Comunidad de Madrid. Los pasos noroccidentales de la
sierra de Guadarrama eran vigilados por distintas
torres-vigía, de las cuales sólo se conservan la Atalaya de Torrelodones y La Torrecilla, en el término municipal de
Hoyo de Manzanares.
El pueblo empezó a cobrar protagonismo en el último tercio del siglo XVI, gracias a la
construcción del
Monasterio de El
Escorial, hito que lo convirtió en un lugar de paso y
parada usual de la Corte. Su ubicación en el
Camino de
Valladolid, que seguía Felipe II (1527-1598), promotor del monasterio, en sus desplazamientos desde Madrid hasta el Real Sitio, favoreció el desarrollo de una industria hostelera. La primera visita del monarca a la localidad está datada en el año 1579. El rey firmó en 1589 una cédula real en la que ordenó levantar un aposento regio, dotado de cocheras. El Real Aposento de Torrelodones fue diseñado por el arquitecto Juan de Herrera (1530-1597) y destruido en el siglo XX.
Durante el reinado de Felipe II, Torrelodones vivió un periodo de cierto auge constructivo. A esta época corresponden la Fuente de El Caño y distintas
obras de acondicionamiento en el Camino de Valladolid, caso del
Puente Nuevo, sobre el
río Guadarrama.
La situación de Torrelodones a cinco
leguas de Madrid, trecho que normalmente se recorría en una jornada, hacía que los viajeros se vieran obligados a pernoctar en la localidad. Entre ellos, figuran nombres como el rey Felipe III (1578-1621), que se aposentó en el pueblo en el año 1598, cuando se dirigía a Madrid para su coronación. En el año 1630, Felipe IV (1605-1665) concedió a Torrelodones el Privilegio de las Cinco Leguas, por el cual se dotaba al pueblo de ciertos beneficios especiales para poder afrontar la llegada de viajeros, y, en 1728, Felipe V (1683-1746) le favoreció con el Privilegio de Villazgo. En este periodo, fue construido el
monumento de las Tres
Cruces. Durante la
guerra civil (1936-1939) fue destruido y, en el año 2006, se inauguró una réplica, instalada en el Camino de Valladolid.
Desde el siglo XIX Torrelodones se ha destacado como un importante y exclusivo núcleo residencial, al que acudían presidentes de Gobierno, jefes de Estado, artistas, periodistas, aristócratas o toreros. Así lo atestiguan las
residencias y palacetes de principios del siglo XX que aún se conservan, algunos de ellos protegidos oficialmente.
Fincas como Panarras (propiedad del político
Manuel García Prieto), Las
Encinas (donde vivió el torero Antoñete),
Santa Teresa (
residencia del escritor
Ricardo León), El Pendolero (propiedad del estadista
Antonio Maura o la ya citada
Canto del Pico (uno de sus propietarios fue
Francisco Franco) dan cuenta de su
antiguo esplendor arquitectónico. Los pequeños chalets y los
bloques de
pisos han sustituido en la actualidad a aquellas mansiones.
Las
fiestas de Torrelodones-
Colonia en honor a Nuestra
Señora del Carmen se celebran, desde 1912, a mitad de julio en el
Parque Pradogrande, situado en la
calle Jesusa Lara, mientras que las de Torrelodones-Pueblo se celebran a mitad de
agosto, a lo
largo de la
calle Real,
Plaza de la Constitución y
calle Carlos Picabea.
TORRELODONES. v. con ayunt. de la prov. y aud. terr. de Madrid (5 leg.), part. jud. de Colmenar
Viejo (3), c. g. de Castilla la Nueva, dióc. de
Toledo (15): SIT. en terreno quebrado, y a poca dist. del r. titulado Guadarrama; la combaten todos los vientos: el CLIMA es algo frío padeciéndose por lo común pulmonías y dolores de costado: tiene 40
CASAS; la de ayunt.,
escuela de primeras letras común a ambos sexos dotada con 1,825 rs., una fuente de buenas
aguas de las cuales se utilizan los vec. para sus usos, y una igl. parr. aneja de
Galapagar, servida por un teniente; el
cementerio está en parage que no ofende la salud
pública: confina el TÉRM. N. Hoya de Manzanares; E. con el mismo y Galapagar y S. y O.
Las Rozas de
Puerto Real se extiende 1/2 leg. poco más o menos en todas
direcciones y comprende, en todo su círculo, bastante
monte de
encina, y varios
prados con buenos pastos: le atraviesa el citado r. Guadarrama: el TERRENO es de mediana calidad,
CAMINOS: los que dirigen a los
pueblos limítrofes: el
CORREO se recibe en la cab. del part. PROD.:
trigo, cebada y centeno, con algunas legumbres; mantiene
ganado lanar y
vacuno, y cría
caza de conejos y perdices, POBL.: 36 vec, 174 alm. CAP. PROD.: 1.006,963 rs. IMP. 39,983. CONTR.: 9'65 por 400.
* Diccionario geográfico - estadístico - histórico de
España y sus posesiones de Ultramar, Pascual Madoz. Madrid, 1845.