Es probable que el origen de
Puebla de la Sierra se remonte a épocas árabes, aunque se cree que la presencia islámica fue baja. En el
Siglo XII se comenzaron a crear poblaciones estables, por razones defensivas, en la Comarca de Buitrago, y se piensa que Puebla de la Sierra debió ser una de las poblaciones.
Ya a finales del siglo XIII, la
aldea (para entonces Puebla de la Mujer Muerta), pertenecía a un arcediano madrileño, que la recibió de Sancho IV. El arcediano la permutó después con otra pequeña
población. El Señorío era sólo jurisdiccional ya que las tierras pertenecían al común de
Villa y
Tierra, organización que ya estaba constituida en dicha época.
En 1490, para compensar el aislamiento y la lejanía que dificultaba su gobierno, recibió de Íñigo
López de Mendoza, el célebre Marqués de Santillana, el título de villazgo. Por él adquiría la villa jurisdicción propia. A pesar de este hecho, el concejo de Puebla se reunió en el
pórtico de la Iglesia hasta la segunda mitad del XVI, cuando se construyó el primer
Ayuntamiento. También en estos años se levantó la
fragua y la
Fuente Vieja que aún se conserva.
Uno de los momentos de
mayor importancia demográfica de Puebla se produjo en el siglo XVIII: en 1768 contaba con 313
habitantes. La
ganadería, básicamente lanar, la
agricultura de secano (centeno y trigo) y la de regadío (lino y
huertos) eran las principales
fuentes de riqueza, además de las
colmenas y el aprovechamiento del
bosque.
En el siglo XIX se sucedieron las distintas medidas que pusieron fin al
Antiguo Régimen: abolición de los señoríos, división provincial, desamortización religiosa y
civil. Las tierras de Puebla que salieron a
subasta pública (el 70% del término) quedaron en su mayor parte en
manos del Común de Vecinos.
El siglo XX se
inició con la población estabilizada. La
Guerra Civil pasó por el núcleo destruyendo el Ayuntamiento y ocasionando importantes pérdidas en la Iglesia. En los años 40 fue objeto de la actuación del programa de Regiones Devastadas y se reconstruyó la
Casa Consistorial, urbanizándose también la
plaza.