BARCELONA (c. g. de, o sea de
Cataluña). Abraza todo el ant. Principado, y está considerada como de primera clase. Sus lím. son al N. el
valle de Andorra, y el reino de
Francia, al E. y S. el Mediterráneo, y al O. las c. g. de
Valencia y
Aragón, ocupando próximamente 50 leg. de frontera, 75 de costa y 1,004 cuadradas de superficie. Se subdivide en 4 com. g. al mando cada una de un general, que reside en la cap., y la extension de estas com. es la misma que tienen las prov. civiles de que toman nombre, como son, Barcelona,
Gerona,
Lérida y
Tarragona. Vamos a ocuparnos de cada una de estas
plazas, como de las demás que comprende el terr. de la c. g., siguiendo el orden de fronteras, para después hacer de todo él una ligera descripción topográfico-
militar. El territorio de Cataluña es naturalmente fuerte; y ya cuando los godos, discurriendo por diferentes reinos y países, buscaban un asilo seguro donde fijar su dominación, bien pronto establecieron su asiento en este terr., montuoso, con pocos pasos, y aun estos estrechos y difíciles, donde un corto número de hombres puede detener a ejércitos numerosos, y donde la caballería tiene reducidos espacios en que poder maniobrar, porque los llanos que encierra son escasos, y estos poblados de
árboles y de
casas. El CLIMA por otra parte, templado en lo general y saludable, hace que los naturales, ágiles y robustos, sean por estas circunstancias y por su valor, muy aptos para la guerra. La calidad del suelo, fértil en
frutos para el alimento, y en arbolado para la construcción de buques, abundante en
minas de plomo para el balerío, de cobre para artillería, azufre y salitre para la pólvora, y hierro para fraguar todo género de armas, ofrece naturalmente suficientes medios para defender con ellas este rico terr., más expuesto que otros, por su cualidad de fronterizo, a las agresiones de los extranjeros. El carácter de los naturales, por fin, laborioso y emprendedor, les ha hecho siempre industriosos y comerciantes, y de aqui el aumento de la pobl. y de los brazos que hubieran de empuñar las armas cuando la necesidad lo reclamase. Dispuesto en forma triangular este terr., presenta, como hemos dicho, al O. las fronteras de Aragón y Valencia, al N. la de Francia por las cumbres de los Pirineos, y al S. el
mar Mediterráneo.
* Diccionario Geográfico - Estadístico - Histórico de
España y sus posesiones de Ultramar, Pascual Madoz.
Madrid, 1848.
Su nombre actual, según el profesor Guillermo Tejada, deriva de su antiguo nombre prelatino, "Barcino", hidrónimo compuesto, redundante o repetitivo - y en diminutivo o tambien redundante: de " (I) B (a+a) r (a+a) z (a)-ino/+ino", "
río-río-Río pequeño" /"río-río-río-Río", o, simplificando, "río pequeño"/o "río" (junto al-) - (igual que "Barcina o Barcena/Bárcena)-, debido seguramente a que su origen fue junto a un riachuelo o riera. Pero al finalizar el imperio
romano, y ya en la Edad Media, seguramente debido al desarrollo de la ciudad, y para diferenciarla jerárquicamente de los poblados de alrededor, se le añadió el sufijo prelatino "-ona" = "grande", dando "Barcin (o+o) na" > "Barcinona" = "la gran Barcino" - (en el sentido de ciudad)-; o bien, debido a la latinización y romanización
medieval del nombre primitivo -de Barcino/-nis", con el mismo significado original, (junto al-) "río pequeño"/o "río" y poblado-, dando "Barcino-na", pero ya para referirse más al poblado-ciudad. Y de ahí, debido a su forma de diminutivo o redundante, el habla no dudó en cambiar la "n" por "l" -es decir, la parte de la terminación "-ino/-ena" por "-ilo/-ela"-, pasando de "Barcinona/Barcenona" a "Barcilona/Barchilona"/o "Barcelona" -que es la forma que ha pervivido.