El Registro Civil se privatiza
Una vez más un servicio público que la Administración, en este caso la de Justicia, presta directamente a los ciudadanos, pasa a manos privadas; esto es lo que ha decidido el actual gobierno, que por Decreto Ley ha traspasado las funciones de servicio público que se hacían en los registros a manos de notarías y registros de la propiedad, es decir, poner en manos de “empresas mercantilistas” aquellas anotaciones públicas que legalmente estamos obligados a hacer ante el registro cada vez que hay un nacimiento, una defunción, un matrimonio, etc. Hasta ahora todo eso era gratuito para los ciudadanos, a partir de ahora ya veremos. No obstante, de entrada, cabe preguntarnos por los motivos de esta dejación por parte del Estado y cuánto nos va a costar a los ciudadanos, por la prestación del servicio en general y por cada vez que individualmente tengamos que acudir a realizar algún trámite.
Siempre me pareció vergonzoso que el Estado, aunque haya sido durante centenares de años, pusiera en manos de privados el dar fe de actos y hechos de la vida particular de las personas, como puede ser una escritura pública o dar un poder para una representación concreta, es decir, que el ser federatario público tenga que ser realizado por unos supuestos “funcionarios” atípicos como son los Notarios; lo mismo puede decirse de los Registradores de la propiedad pública, sea urbana o rústica. Como no teníamos bastante con ceder infinidad de datos particulares a quienes no son administración pública, ahora también tendremos que ceder otros relativos a las cuestiones todavía más íntimas y particulares, como son la inscripción de los datos de nuestro nacimiento, boda, cónyuge, defunción, divorcios, libros de familia, etc.
Lo que impera es externalizar, liberalizar y privatizar servicios. Primero se encargaron de deteriorar lo servicios públicos, después de desprestigiarlos y finalmente ponerlos en manos de particulares bajo el supuesto de su eficacia y menor coste para todos, aunque con el tiempo, se venga a demostrar que el servicio recibido es de baja calidad y que implica un mayor coste. Esto, por fin, se ha puesto de manifiesto en el Ministerio de Defensa, que después de haber traspasado a privados el mantenimiento de un sin fin de funciones que el propio ejército realizaba, por mor de la crisis, han tenido que regresar a reparar vehículos, mantenimiento de sistemas de armas, etc. los mismos miembros de las fuerzas armadas; y, según los informes del ministro, con un ahorro para las arcas de defensa de 10 millones de euros.
Menos mal que en Defensa, todavía quedaban especialistas para acometer esas tareas, seguramente en Irak, Afganistán o Líbano, cada vez que se averiaba un vehículo nadie podía decir “llamar a la mantenedora”. La mantenedora, es la empresa que se encarga de hacer las chapucillas en los distintos centros, vehículos, etc. que dependen de las administraciones.
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