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Bogallas, LAGUNILLA

(2 de Septiembre de 2014)
Ssssssssi, lo recuerdo.
Yo jugaba con todos los primos y nos repartíamos las piedras irregulares del suelo de la entrada a la casa de los abuelos. Cada piedra era un prado, nos repartíamos las piedras y trasladábamos los chotas, que eran nuestras vacas, de un prado a otro con un palo. Allí pasabámos mucho tiempo jugando y, como bien dices, nuestra imaginación hacía el resto.
Qué bonitos recuerdos, Juan Antonio.
Saludos
Cuantas veces de chicos, con chotas como estas, jugábamos en la calle imitando a nuestros mayores. Estas bogallas representaban a las vacas o terneras, otras redonda -chotos- a los toros o terneros, todo en función del tamaño de estos apéndices que nacen en los robles de nuestra tierra. No son alimento para el ganado ni para los animales silvestres, pero para nuestra imaginación infantil venían como anillo al dedo. En la tierra simulábamos las fincas, prados, cercados y callejas; incluso, hacíamos...