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Animosos caminantes de todas la edades enfilan cuesta abajo la ruta hacia la rivera del Gardón.
En tiempos de lluvia se sale de madre, pero llegado el estío el agua escasea y desaparece; mucho más en un año de pertinaz sequía como la actualmente padecemos, en la que el agua desaparece hasta de los pozos próximos.
Ojala llevara ahora la mitad de agua que discurría bajo los pontones en febrero pasado.
Paseando me llamó la atención. Era la primera vez que lo veía y, me pareció, a la vez de original, hermoso.
ES un cómo paseo desde Villar de Ciervo, unos 5 kilómetros y unos 6 kilómet4ros desde Aldea del Obispo.
Animales adaptados al terreno que nos proporcionan ricos alimentos para comer en cualquier época o circunstancia.
Vista clásica de esta calle, la más concurrida del pueblo.
Toro bravo y codicioso, que en su ida y vuelta por la calle se fijó y atacó esta aguja con insistencia y fuerza.
Numerosos caballistas armados de la típica garrocha concurrieron en los encierros de las fiestas de San Agustín del presente año.
Desde el Fuerte de la Concepción se divisa un amplio panorama y diversos pueblos, en este caso, además de Aldea al fondo aparece el caserío de Villar de Ciervo.
Puente medieval de magnifica factura del que se desconoce cuando y quien ´lo mandó construir.
Todavía quedan puertas para carros en las que se conserva el caballete sobre ménsulas de piedra.
Puente sobre el río Águeda que permite la comunicación entre los pueblos de la zona norte del Campo de Argañán con Ciudad Rodrigo, sin necesidad de ir por Fuentes de Oñoro o por el cruce de Espeja.
Hermoso y bravo ejemplar que arremetió en repetidas ocasiones contra la valla metálica que cerraba la calle.
Aunque cada año somos menos gente en el pueblo, no por ello, la expectación ante la subasta de las roscas de Nuestra Señora pierde interés.