Leo con asombro en la última gaceta municipal, por cierto, pagada con dinero público y en la que no se permite escribir ni siquiera a los grupos políticos de oposición (toma talante), que el excelentísimo
ayuntamiento, con dinero público, ha pintado la
ermita y no sé que más reformas ha hecho en el citado
edificio. Lo mejor del caso es que reconoce. Que no es propiedad pública, si no de la
Iglesia, es decir, propiedad privada.
Si no me equivoco, eso es un uso fraudulento de los caudales públicos.
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