Santillana cuenta con un patrimonio arquitectónico extraordinario. Dentro de la
arquitectura religiosa destaca la
Colegiata de
Santa Juliana, en torno a la que se desarrolló la villa. Hacia los siglos VIII y IX se fundó un primer
monasterio que acogió las reliquias de Santa Juliana, de donde deriva el nombre de Santillana. Alrededor del siglo XII, el monasterio se convirtió en colegiata y, a partir de entonces, los distintos linajes de la villa contribuyeron a engrandecerla. La mayor parte del
edificio es
románico pleno, sobre el que se perciben añadidos renacentistas y barrocos.
Por lo que se refiere a la arquitectura civil, destacan
edificios como la
Torre de Don Borja, la torre del Merino o Torre de los Velarde, ambos del siglo XV. Junto a ellos, otras construcciones, como la
Casa-
Palacio de Peredo-
Barreda, la de los Villa o la de los Bustamante, todas del XVIII.
Algunos de estos
palacios acogen actualmente instituciones de carácter cultural, como el
Museo Diocesano, el Museo del
escultor Jesús Otero, la Fundación Santillana, uno de los
centros culturales de Caja
Cantabria o las
Casas del Águila y la Parra, transformadas en salas de
exposiciones.