Presencia humana en fases tardías de la Prehistoria, en concreto en el Neolítico y el Calcolítico.Como en buena parte de Trasmiera, el periodo de administración
romano y los primeros siglos de la Edad Media son difíciles de rastrear en la zona. Los primeros testimonios documentales se remontan a los primeros siglos del milenio.
Carriazo consta desde el año 927, en el marco de un juicio que preside el conde Munnio Muñoz. En el Becerro de las Behetrías, concluido en 1352, aparecen Carriazo, Castanedo y
Galizano como dependientes de la
Casa de
Agüero.A lo largo de aquel periodo los lugares de este territorio se fueron organizando en una serie de entidades administrativas que terminaron conformando la Junta de Ribamontán. Se trata de los concejos de
Anero, Carriazo, Castanedo, Cubas, Galizano,
Langre,
Las Pilas, Liermo, Latas (
Somo y Loredo),
Omoño, Pontones,
Suesa,
Valle de Hoz y Villaverde. Aquella junta es una de las cinco que integraron la Merindad de Trasmiera, distrito articulado a lo largo de la Edad Media, que tenía su capital en Hoz y estuvo integrado, desde tiempos de los Reyes Católicos, en el Corregimiento de las Cuatro Villas de la Costa de la
Mar.Durante la Edad Moderna Trasmiera fue cuna de numerosos maestros canteros activos en numerosas empresas civiles y religiosas que entonces se acometieron en la Corona española. Los artífices de la Junta de Ribamontán en particular cobrarán importancia a partir del siglo XVII, como difusores del clasicismo tardío y el barroco. En 1822, cuando se constituyeron los
ayuntamientos constitucionales, la Junta se dividió en dos términos que tomaron el nombre de Anero y Ribamontán al Mar (Carriazo, Cubas, Galizano, Langre, Latas –Somo y Loredo– y Suesa). Éste ha formado parte del partido judicial de Liérganes (1822),
Entrambasaguas (1835),
Santoña (1885), Santander (1965) y Santoña (1992), en el que permanece.