El caldo de las morcillas con los restos (rotos) se llama mondongo o calducho y se comía como sopa.
Al
atardecer la dueña preparaba la "picatuesta". En varios platos distribuía asadurilla, morcillas, tocino, costilla y alguna cosilla más y se daba a familiares y
amigos. Esta misión la realizaban los niños pues a cambio recibían
frutos secos, dulces y rosquillas o similares.
El segundo día los hombres destazaban al
cerdo partiendo y distribuyendo el cerdo según los usos. Se salaba lo que se conservaba
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