Y E L Z o I H E L T Z.-
.- Hinojal.
Iel = hinojo.
Ez, tza, subfilo abundativo.
Tomando la descripción de Altadill, en 1920, lo encontramos situado al S. O. del
Valle, de terreno escabroso, goza del
monte el Oscuro, 99 hectáreas de
pinos y pastos; 16
viviendas con 74 moradores, caja
rural,
parroquia de
san Vicente,
ermita de san Cristóbal, dos
fuentes,
frontón, canteras calinas, un arroyo constante,
ganado lanar, mular y
vacuno.
Hoy todo esto se ha reducido a un solo vecino en el censo de 1986, si bien en la actualidad hay dos
familias viviendo y varios vecinos de derecho.
Fijándonos un poco en las fuentes, hay registradas nueve:
Camino de
Azpa, Capuchinos, Junqueral, Mosquera, - de esta se recibía con anterioridad el
agua de uso corriente-, Regadíos, Untzalet, del
Pueblo, del Moro y Oinkua -actual suministradora del agua a la población.
Mención aparte merece la del Moro,
medieval, con
arco de medio punto y frontis dividido en dos.
Con siete
escaleras que conducen al nacedero, de buena
piedra y conservación regular. Hoy día se ha logrado recuperar con su restauración mediante auzolán al igual que la
fuente del pueblo y el
lavadero.
Tradiciones orales manifiestan que
Yelz proviene de una princesa mora llamada Hielzamina, tal vez entroncándola con la fuente, si bien Altadill comenta que recibían ese nombre por su gran
antigüedad y que nadie en el lugar conocía su origen.
A un rectángulo y techumbre plana se reduce este templo. Se sabe que es de reciente construcción con las
piedras de la anterior
iglesia. Delante de la
puerta se han colocado dos losas sepulcrales procedentes de la
antigua parroquia: la inscripción de una de ellas es: "esta sepultura es de la
casa de Migueleña cuio dueño es
Mar de Armendariz, año 1742". En la segunda leemos "aquí iace el abad d Mar Remirez... Dr del capellán año 1593.
El
retablo mayor, de tamaño reducido, estilo rococó, por el que se tienen noticias de haberse pagado en 1751, 480 reales al maestro arquitecto José Ferrer. Para el sagrario se aprovechó uno del
siglo XVII, trapezoidal. En la actualidad el retablo carece de imaginería.
En el lado de la epístola cabe reseñar un retablillo-
hornacina, barroco decorado con abundante follaje. Su
pila bautismal, medieval, es de fuste troncocónico con dos molduras baquetonadas y taza semiesférica lisa.
Como carece de
culto desde hace varios años, algunas piezas de orfebrería se conservan en la iglesia de
Lérruz. Tal es el caso de un cáliz de plata barroco liso con la marca de su autor Aguina/Galde y año 1796. Muy semejante es el copón. La
Cruz de plata parcialmente dorada puede ser contemplada en el
Museo Diocesano. De estilo rococó en su decoración abundan las tramas de rocalla repujada. Las imágenes se apiñan en el nudo donde aparecen los
santos Pablo, Juan, Andrés y Santiago, además del Crucificado y la
Virgen del Rosario. Es también de Aguina/galde, y está realizada con finura y destreza.
De la existencia de
ermitas consta la de san Antonio y san Cristóbal. De esta última en el alto entre los
valles de
Egües y
Lizoáin, quedan piedras y vestigios de su cimentación. La primera no ha dejado recuerdo. En 1798 y en visita de inspección, se ordena se retoque su
imagen o se ponga bulto nuevo y se recorra toda la
fábrica. Hay noticias de ella por un pleito del año 1583 al trasladar el culto de la ruinosa iglesia a esta ermita.
Entre su
caserío no hay nada que reseñar al haber sido tiradas dos
casas en
ruinas con puerta de medio punto y clave con un jarrón y fecha de 1771. Se comenta de una
leyenda de la existencia de una princesa mora llamada Hielzamina, tal vez entroncándola con la fuente, si bien Altadill comenta que recibían ese nombre por su gran antigüedad y que nadie en el lugar conocía su origen.