Dada su proximidad al trazado jacobeo,
Azpa, al igual que muchas otras localidades de la zona, conserva relación con la
leyenda que habla de una princesa aquitana, de nombre
Felicia, del otro lado de los Pirineos que movida por la fe acabó deteniendo su peregrinar en el
Valle de
Egüés y recluyéndose en él. Dice la
tradición que para su desgracia su hermano la encontró y lleno de rencor acabó con su vida. Sin embargo, algo bueno trajo aquella desgracia al
pueblo ya que se dice que allá donde se detenía el burro que transportaba su ataúd nacía una
fuente. Este es el origen que la tradición de Azpa atribuye a la fuente de
Santa Iturri (fuente santa en euskera) situada a las afueras del pueblo.