Hemos dejado correr la vida, cada cual sus soledades; torrentes de alegrías, tristezas; saberes y torpezas, procurando dejar de ser ignorantes.
Calles vacías y
estaciones, intervalos de humor arrastra el
pueblo en sus meses... Emigran y vuelven torcaces, ávidas las almas a sus hogares; otras repasan estampas, lloran distanciadas sus anhelos e inmortalizan
rincones y tiempos, rostros que una vez conocieron.