En mis prados de abajo, entre chopos también se sintieron toreros, armándose de valor se tumbaba en el suelo esperando la cornada de una
vaca lechera. sueños, sueños... No te olvides Monrruelo, cuando vienen ventiscas, las rapaces de las que presumes, vuelan bajo buscando
refugio entre los chopos y álamos de mis prados, no solo es bello ser de un teso. Al ser el espíritu de los prados de abajo, siento su alma, su corazón late, y corre por su suelo fangoso regatos de
agua clara, procedente de pozas
... (ver texto completo)