EL PIÑERO: No es más feliz el que más alto está ni más desdichado...

Yo, soy el espíritu del Monrruelo. Me siento orgulloso de mi monte, robusto, que emerge de los llanos, desde el yo contemplo la lejanía, estando por encima de todo. Al salir el sol por las mañanas, es a mí a quien primero tiene que darme los buenos días. Cuando la niebla es intensa en los valles, en mi cima no existen, orgulloso estoy de mi monte y más teniendo a mis pies llanos y valles. Ja, ja, ja, ja.

No es más feliz el que más alto está ni más desdichado el que más bajo se encuentra, el espíritu de los prados de abajo soy yo, no cambiaría nada por, en una tarde de verano, la frescura de la sombra de los árboles que yo poseo, ni el escuchar el trinar de los ruinseñores mientras saltan entre las zarzas, o cuando revolotean entre las ramas de los chopos, de que presumes Monrruelo. Nunca sentiste cómo yo siento la suavidad de las hojas al caer amorosamente de los chopos álamos y olmos. Tu nunca sentiste como yo siento cuando un día amanezco con manto blanco, y por debajo de la nieve entre las zarzas hierba seca y hojas, un ratoncillo busca encontrar alguna Mora, para saciar su apetito o llevársela a su novia.