Mira la luna con su
cielo estrellado
plagado de miles de luces refulgentes,
siente en tu rostro la caricia del viento cálido del
otoño
y deja que lleguen hasta ti los olores perfumados
de los
frutos y las hojas desprendidos de los
árboles
depositados en silencio por el bosque,
preparados para su renacer constante;
y escucha los murmullos generados
por sus invisibles habitantes.