Pueblo milenario, fundado por el vasconavarro
Herramel Álvarez. El muy célebre proceso de Quiñones, fue un pleito de 25 años entre el pueblo y Consejo de
Villarramiel y
Felipe II, lo ganó el pueblo y trataba de dejar clara la titularidad del las tierras dejadas en herencia por la que se cree nieta del
fundador para los ciudadanos de la la
villa. En el
libro Becerro de las Behetrías
figura como behetría de Juan Alfonso de Alburquerque quien, junto con su mujer Isabel Téllez de
Meneses, era
señor solariego de las cercanas localidades de Meneses,
Ampudia y
Torremormojón, y asimismo de las behetrías de
Capillas,
Castromocho,
Fuentes de Nava, Becerril de
Campos y
Frechilla. (La recaudación por alcabalas en 1477 ascendió a 33.500 maravedies).
Desde siempre Villarramiel se ha distinguido por su actividad de curtido, lo que les sirvió para que los
Reyes Católicos concedieran a la villa el privilegio de poder examinar y otorgar el título de “maestro” de carda, peine y sastre, valedero para todo el reino. (La pujanza económica de la villa hizo que las recaudaciones por alcabalas aumentaran a 126.812 maravedies en 1514, incementandose poco a poco hasta alcanzar los 142.000 maravedies en 1529.
La Guerra de la Independencia afectó a la villa principalmente en el aspecto económico, al verse obligada a vender los bienes propios para pagar las contribuciones de guerra.