en el que para entonces había comenzado ya la construcción del actual templo (hacia 1130). Posteriormente se efectuó un nuevo traslado en el año 1835 a la
colegiata de
San Cosme y San Damián de Covarrubias de donde pasaron a la
capilla de las Reliquias de la
catedral de
Burgos hasta que volvieron definitivamente a San Vicente, donde quedaron depositadas dentro de unas urnas colocadas en el
altar mayor.