Su condición de
iglesia juradera y las peregrinaciones al sepulcro de los tres hermanos mártires hicieron de ella lugar obligado de paso para los fieles durante siglos.
San Vicente fue levantada en honor de los
santos mártires Vicente Sabina y Cristeta, martirizados en el S. IV, en tiempos del emperador Diocleciano, y siendo Daciano gobernador de Hispania.