La mayoría de los
capiteles de las naves -pertenecientes a la segunda campaña- son de preciosas hojas de acanto. Sin embargo, la cabecera, el transepto y los primeros tramos del cuerpo de la
iglesia están poblados por numerosos capiteles figurados donde leones, serpientes, sirenas y centauros son los grandes protagonistas. En el plano escultórico hay que fijarse en la colección de
canecillos de gran fantasía, pero sobre todo en el magnífico cenotafio de los mártires, una de las cumbres de la
escultura románica española de finales del siglo XII.