Batalla de Geronio
Artículo principal: Batalla de Geronium
Aníbal tomó la ciudad de Geronium[87] y estableció allí su base de operaciones.[88] Fabio estableció su campamento 30 kilómetros al sur, en la ciudad de Larinum,[89] aunque fue llamado poco después a Roma para atender unos oficios religiosos.[90]
En ausencia de Fabio, Marco Minucio Rufo, el magister equitum, asumió el mando de las tropas y decidió acercar su posición a la de los cartagineses. Estos a su vez establecieron un segundo campamento de avanzada cerca del ocupado por los romanos, mientras mantenían el que originalmente tenían en Geronio. En un osado movimiento Minucio Rufo lanzó a su caballería e infantería ligera contra las tropas púnicas que forrajeaban en la zona, mientras con su infantería pesada se acercó al campamento de avanzada cartaginés. Debido a que tenía a la mayor parte de sus tropas en las labores de recolección, Aníbal a duras penas podía contener a los legionarios que cercaban el campamento y llegaban ya a las empalizadas. Con los forrajeadores que regresaban apresuradamente al campamento cartaginés de Geronio, Asdrúbal, un subordinado de Aníbal, juntó un contingente de refuerzo de 4.000 hombres y consiguió llegar a tiempo de auxiliar a Aníbal en el campamento de avanzada, obligando a los romanos a replegarse. Debido a que había dejado su campamento de Geronio sin guarnición, y que este era además donde guardaba su tren logístico, Aníbal decidió abandonar el campamento de avanzada y volver al de Geronio. El magister equitum había conseguido infligir numerosas bajas a los forrajeadores cartagineses, obligándoles además a abandonar uno de sus campamentos.[91] Este hecho tuvo una gran repercusión en Roma. El Senado, impaciente con Fabio Máximo, cuyo prestigio había sufrido un duro golpe tras el movimiento de Aníbal en el Ager Falernus, promulgó una ley que equiparaba el rango de Minucio Rufo al del Cunctator, coexistiendo así dos dictadores por primera vez en la historia romana.[92] A resultas de esto el ejército romano quedó dividido en dos, ejerciendo el mando de uno de ellos Fabio y del otro Minucio.
Aníbal, sabiendo dichos hechos, tendió una trampa a Minucio frente a la ciudad de Geronium. Según cuenta Plutarco, «el terreno frente a la ciudad era llano, no obstante, tenía algunas acequias y cuevas»,[93] que ocupó la noche anterior con 5.000 soldados y 500 jinetes. La mañana siguiente, envió una partida de forrajeadores a la vista del campamento de Minucio, quien inmediatamente atacó con tropas ligeras. Aníbal reforzó a los escaramuzadores y lanzó entonces a la caballería, que Minucio hubo de contrarrestar con la propia. Cuando la caballería italiana fue derrotada, Minucio formó a todas sus legiones en orden de combate y descendió al valle. El general púnico esperó a que hubiera cruzado el valle y entonces dio la orden a sus tropas emboscadas, que atacaron los flancos y la retaguardia de la formación romana. El ejército de Marco Minucio se batió en retirada, perseguido por los jinetes ligeros de Numidia, y habría sido casi totalmente aniquilado de no ser por la intervención de Fabio Máximo quien con la aparición de su ejército, puso en fuga a los púnicos. Tras la Batalla de Geronium, Minucio renunció a su cargo y puso sus legiones bajo el mando del "escudo de Roma".[93][94] Finalizados los seis meses de Dictadura de Fabio, el ejército romano pasó de nuevo a manos del cónsul Servilio Gémino y del cónsul sufecto Marco Atilio Régulo, nombrado en sustitución del fallecido Flaminio. Estos prosiguieron con la estrategia fabiana los escasos dos meses que quedaban hasta agotar su mandato y ya en calidad de procónsules, durante los primeros meses del siguiente consulado de 216 a. C. mientras los nuevos cónsules elegidos por los ciudadanos romanos,[50] Lucio Emilio Paulo y Cayo Terencio Varrón, reclutaban tropas y despachaban asuntos en Roma.
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