El
Campo San Francisco, con sus
árboles centenarios, podría ser una maravilla, pero no lo és. Los perros campean a sus anchas y defecan a su antojo sin que la mayoría de sus dueños recojan las heces, una verdadera porquería. Lo que me extraña es que le den a la ciudad, varios años, el título de la ciudad más limpia de
España. A los inspectores seguro que no los meten por los
parques de la ciudad.