Quien no recuerda a Fausto Ayesa Irigaray, de casa de "los Campaneros", fue durante muchos años sacristán de la parroquia de Santa María de Ujué y también campanero. El sueldo no debía dar para mucho pues al mismo tiempo era agricultor de medio pelo, tenía una mula de nombre "Serrana" que habitaba en las caballerizas de la iglesia. No menos insigne era su esposa Rosario Tornos, para los del pueblo la Rosario de Fausto. Por cierto, desde que Fausto desapareció, dejaron de repicar las campanas con ... (ver texto completo)