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UJUE: Quien no recuerda a Fausto Ayesa Irigaray, de casa...

Quien no recuerda a Fausto Ayesa Irigaray, de casa de "los Campaneros", fue durante muchos años sacristán de la parroquia de Santa María de Ujué y también campanero. El sueldo no debía dar para mucho pues al mismo tiempo era agricultor de medio pelo, tenía una mula de nombre "Serrana" que habitaba en las caballerizas de la iglesia. No menos insigne era su esposa Rosario Tornos, para los del pueblo la Rosario de Fausto. Por cierto, desde que Fausto desapareció, dejaron de repicar las campanas con la gracia que él lo hacía.
Fue sacristán de Don José Castillo y de Don Fructuoso Ubani Berrobi, allá por los 60 y en el 1965 fue cesado por Don Francisco Lizarraga, y sutituído por José Miguel Burgui Mateo.

José Maria Jimeno Jurío lo describe de la siguiente forma.
Entramos en el templo. Vamos hasta el enrejado. De rodillas, un saludo al Señor, a la Madre. ¡Ah!Pídele que no te salga al paso Fausto. Fausto es un hombre magro, de pelo semicanoso y ondulado cuando se da brillantina. Tiene la nariz chafada y torcida, el corazón de oro y la sal por arrobas. Es un hombre que por la noche se va a la cama, y de paso a dormir. Un tipo chisme. No te diría una derecha. Es sacristán, fumador, bebedor de tinto, portero de cine, labrador y hacedor de favores. Pero no te fíes. Eso sí; nunca has estado en su casa, puedes subir tranquilamente a desayunar, que te servirán de mil amores. Pero págale, que el pobre no te lo querrá tomar.
Más adelante José María escribe:...Se nos ha hecho tarde. Vamos al coche por estas escaleras; llegaremos antes. Esto debieron de ser dependencias de la casa real, quizá establos. ¿Quieres creerme que yo he visto subir desde abajo, peldaño por peldaño, a una mula? Es inverosímil. Absolutamente cierto . Una damisela no la sube con más donaire. Arriba, en el losado la recibió su dueño, Fausto, con una carcajada de satisfacción.
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