
Uno de los principales vestigios que permanecen en el término de
Aldeanueva del Camino son los
puentes de época
romana y sobre cuyo número no existe acuerdo entre los estudiosos del tema puesto que unos sostienen que actualmente se conservan cuatro y otros se inclinan a pensar que son cinco.
De estas dos hipótesis la que parece más acertada es que son cuatro:
El
puente sobre
la Garganta Buitrera, de un solo ojo, cimentado en la
roca viva, en la actualidad muy rehecho, sin guardar ningún respeto a su primitiva construcción.
Sobre el
río Ambroz y a la altura de donde se encuentran los restos de lo que fuera
plaza de toros con tablados de madera y escoba, se levanta un puente de dos
arcos de medio punto. Apareciendo las dovelas de uno de ellos numeradas del uno al diez y fecha de 1464, que debió ser reconstruido, diferencias que se aprecian en el material de construcción de una parte y otra.
La Calzada de la Plata en su discurrir hacia el Norte, se encuentra atravesada esta vez, por el cauce de la garganta llamada de Andrés, que toma su nombre de la próxima
sierra donde tiene sus
fuentes. Este paso fue salvado por los
romanos con otras de sus obras de ingeniería, que fue sacrificada "en aras del progreso" por la
carretera N-630, permaneciendo únicamente lo indestructible, su expresivo nombre de Romanillos, llamado en 1291 Puente del Canto o Puente Roto.
El llamado Puente de las Doncellas, sobre el río Ambroz, en el Km. 93,400 de la N-630, fue dinamitado en el año 1958 y reconstruido con más amplitud para el tráfico, sin ningún
arte ni respeto al original, borrando de esta forma una huella más del pasado. De lo que fue, sólo permanece un estribo y el arranque de la
bóveda.
Otra de los vestigios romanos que encontramos en Aldeanueva del Camino son las inscripciones
romanas talladas sobre
piedra. En la actualidad se conservan dos: Una de ellas dedicada a los dioses Manes, que servía de dintel a una
ventana de una
casa, hoy reconstruida y mantenida en la
fachada de la vivienda. La otra inscripción se encuentra en otra fachada de otra vivienda, antiguo aserradero de madera.
Restos romanos encontrados en la población no hay muchos, salvo algunas monedas en paradero desconocido.
En los alrededores del
pueblo nos encontramos con unas
bóvedas cuyos restos se encuentran en el lugar llamado La Fresneda y que han venido siendo utilizada para el cobijo de
ganado menor y para las viviendas temporales de los pastores. Este tipo de viviendas es característico de los pobladores de la primera Edad del Hierro, por lo que de confirmarse estas suposiciones Aldeanueva del Camino tendría sus cimientos antes de los romanos en el siglo IV antes de
Cristo.
La división eclesiástica y administrativa que sufrió el pueblo nos dejó dos magníficas
iglesias. La
Parroquia de Parte de Arriba dedicada a Nuestra Señora del Olmo y la de Parte de Abajo llamada la de
San Servando. Las dos iglesias presentan unas características semejantes, pudiendo fecharse su construcción a finales del siglo XV y primera década del XVI. Mantienen un estilo
gótico de transición, con elementos netamente característicos de las iglesias extremeñas.
La
iglesia de San Servando, es una
fábrica de mampostería con recios estribos y
torre junto a la cabecera. Consta de una sola nave más ancha que la
capilla mayor y está dividida en tres tramos por dos arcos de piedra de medio punto sobre
columnas jónicas; en el último tramo se levanta el
coro o tribuna. En el frontal de la cabecera de la nave y a cada lado, existen dos
hornacinas enmarcadas en sendos arcos de medio punto. La techumbre es de madera así como el piso, si bien este originariamente debió ser de baldosas. La capilla mayor separada por una pequeña escalinata es toda de piedra, de forma cuadrada y con bóveda de crucería.
La iglesia de Nuestra Señora del Olmo, al igual que la anterior es una fábrica de mampostería, con anchos contrafuertes y torre rectangular junto a la cabecera, a la que se accede por unas
escaleras exteriores. En la actualidad quedan muy pocas en
España de similares características y se considera como ejemplar único. El interior de la iglesia lo constituye una sola nave, más corta que la de San Servando, y bastante más ancha que la Capilla Mayor, dividida en dos tramos por un
arco de medio punto de piedra con sección ochavada, al final del último tramo se levanta el coro o tribuna. Al igual que en la otra iglesia existen sendas hornacinas en cada uno de los frontales de la nave, enmarcadas en este caso por un arco escarzano. La techumbre de la nave es de madera a tres planos. La bóveda
gótica de la Capilla Mayor, en su totalidad de piedra, forma una estrella de ocho puntas. Se atribuye la autoría de esta bóveda a Juan de Alvar, maestro que trabajó en la
Catedral de Plasencia.