Siempre que puedo voy a la
procesión de la
Virgen de la Almudena, me gusta ver como se engalanan las
calles de
Madrid, y como los madrileños llevan
flores, asisten a la celebración de la eucaristía en la
Plaza Mayor (si llueve se hace dentro de la
Catedral), y después asisten a la procesión. Se puede palpar en el ambiente ese sentimiento que sienten tan grande los viandantes hacia su patrona.