Si hace un año le hubieran dicho a Alberto Mayo Prieto que iba a irse a vivir a Erbil, seguramente no habría dado crédito y, acto seguido, tendría que haber consultado un mapa para saber exactamente dónde se suponía que estaba su futuro hogar.
Este zamorano, de 36 años, lleva desde septiembre en Erbil, la capital del Kurdistán, por motivos de trabajo. «Todo fue muy rápido. Debido a mis inquietudes pasé de tomar un café con el presidente de la compañía en la que estoy a coger un avión», confiesa.
Alberto ... (ver texto completo)
Este zamorano, de 36 años, lleva desde septiembre en Erbil, la capital del Kurdistán, por motivos de trabajo. «Todo fue muy rápido. Debido a mis inquietudes pasé de tomar un café con el presidente de la compañía en la que estoy a coger un avión», confiesa.
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