El Mariquelo, la caldereta y la buena vecindad para los pocos que aun se resiste al abandono de una fiesta que fue emblema del pueblo. El Corpus era el inicio del verano donde los campos ya llamaban la atención de los segadores para el inicio de esa recolección masiva del fruto de la tierra. Un día que unía a todos y hacía partícipes tanto del boato de la ceremonia religiosa como del desafío de pelota y los bailes tradicionales. Día en que los bares eran centros masivos de reunión de gentes y llenos ... (ver texto completo)