¡AL TAPADO y sus acólitos malvados!
¡Que majos!, ¡Qué pijos!. ¡Sin salir de su escondrijo, el "Tapado" encontró su lira, la misma con la que delira ante el
espejo de su regocijo!.
¡Cual pájaro de mal agüero y pretensiones de escribano, sólo vende consejos vanos que, cual
flor de invernadero, sólo valen para sus enanos!
¡Sus pretensiones de lírica y sus soflamas de "alirón"!, ¡Qué pena la de tal pregón!, ¡Qué chapuza de invernadero!, pero Qué perversa la tentación!.
¡Apostado en su
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