Yo también me acuerdo de
las eras, del sol que quemaba de buena mañana y te curtía la piel, del
agua de la
fuente de los
caños que te sabía a gloria y te daba un empujoncito para seguir, del vino con gaseosa LA PITUSA (la de las coletitas), que bebíamos sólo en
verano para no beber tanta agua, de las
vacas tan mansitas que había en el
pueblo que trabajaban de sol a sol y que me daba mucha pena de ellas porque les picaban muchos bichos; yo mataba a todos los que podía, pero nunca pude acabar con ellos,
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