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HERRERA DE PISUERGA: Sigue, sigue candajeando Gonzalo. Un abrazo.

... Antes aguantábamos mucho más. De entrada en pocas casas había calefacción, el transvase de la cocina a la cama o viceversa era rápido y duro. Jugábamos, prácticamente todo el día en la calle, las eras estaban frías y duras (heladas), el balón se convertía en una piedra, había que trabajar un remanso para conseguir suelo barroso para poder clavar el "pincho". En la escuela, cuando llegó la modernidad, pusieron estufas de butano, una por aula que se encendía cuando empezaban las clases y para calentar esas grandes aulas era misión imposible, además casualmente siempre estaban cerca de la mesa del maestro. En el Colegio de los Salesianos, preciosa constricción digna del Caribe, solo pensaron en el sol para dar luz, los ladrillos que se veían por fuera eran los mismos que se veían por dentro y había internos que casi no salían de allí.
La Iglesia, hasta que no se reformó y pintó, no tenía calefacción. Los monaguillos agradecíamos la túnica, el roquete y la esclavina, el resto de temperatura lo ponía la fe.
A todo esto le acompañaban esos inviernos largos y fríos, aquellas heladas, aquellas nieblas, aquellas nevadas de verdad, que algunos legamos a pasar con pantalón corto (siempre por su vestuario las chicas fueron más valientes).
La mejor solución era salir de casa, echar a correr y ya estabas caliente.
Ahora tenemos remedios para el frío y el calor, previsiones meteorológicas, ropas ligeras de abrigo. Antes costaba darse la vuelta en la cama y en inviernos todos llevábamos unos kilos de ropa encima.
¡Y todos hemos sobrevivido!.

Tienes razón, Félix. Antes éramos más duros. Yo recuerdo que mi abuela, algunas veces hacia recuento de codos y rodillas de todos los nietos. Siempre teníamos costras de viejas heridas y raspones. Echábamos competiciones entre nosotros, (tú tienes más, etc..) Cuando nos caíamos o teníamos algún percance con sangre, nos dábamos "salivilla" y a correr. A veces, teníamos la malsana costumbre de quitarnos esas costras antes de tiempo y... otra vez a esperar a que se curasen! Sobre el frío, ya hemos hablado en este foro, cómo se calentaban las camas, etc. pero no viene mal recordarlo con las temperaturas que tenemos ahora. Las habitaciones eran neveras y quedarse corita para ponerte el pijama, era un crimen. Batíamos récords en desvestirnos rápido porque si te descuidabas, se te helaba hasta el espíritu! Los sabañones también estaban a la orden del día, en los pies, en las manos y en las orejas!. Hoy parecen impensables ciertas cosas, pero, como bien dices, las vivimos y a pesar de todo, ¡hemos sobrevivido! A lo mejor, la memoria las idealiza, pero, quizás, (no lo se) nos hicieron más duros, más fuertes.

Buenos dias, La Lydia.
Que tiempos los vividos. Gratos recuerdos ahora, desde la distancia.
Preciosa palabra, "corito". Cuantas veces me he quedado corito antes de marchar a la piltra. Que gustito cuando encontrabas, al fonde, a los pies de la cama, el ladrillo calentito, envuelto en papel de periòdico. El caneco lleno de agua caliente. La plancha, calentada a las brasas. La bolsa de agua caliente. Que placer el sentir esos calorcitos entre las frias sàbanas y envuelto por el arrope de un blandito colchòn de lana.
Buenos dias y que disfrutes.
feliz.

Jose luis que era el CANECO, podrias describir este recipiente el cual no recuerdo o mejor todavia alguien tiene una foto, esta palabra queda recopilada para mi diccionario, al igual que otra tambien dicha en el foro por Abilio que me ha resultado preciosa: COSCOLETAS

Es mi entender, amigo Emilio, que COSCOLETAS pueda ser un localismo; pero te quisiera darte una pista relativa a esa palabra en uso dentro de la región levantina. Allí se dice "A Coscoletas". Y ahí se dice llevar a PEREJETES o "A Cuchus", palabra empleada por la zona <norte de Palencia. En definitiva persona que transporta a otra a horcajadas. De nada.

bien está el comentario pero la palabra en cuestion creo que bien merece ponerla en mi diccionario y como bien dices yo siempre oi de pequeño "perejetes".
Pero "a cuchus" creo que la cambiabamos por "a cuchos" acabado en "o".

Algunas veces, sin serlo, me siento como cusquejo apaleado; sin que medie razon ni empecinamiento en molestar a nadie. No me molestan la críticas en mi pellejo, no. Al contrario, me estimulan al saber que mis detractores me leen. Nada mejor que eso.
Hoy, una vez mas, sigo embuchando palabras obsoletas para ese buen hacer de Emilio en tan loable cometido.
Vislumbro fotos en el foro de la Ciudad, la cual aparece casi cubierta con su manto blanco de nieve. Buen augurio. Aunque sea mañana de tiritera; me estoy rilando de frio, en este dia de cencella y nieve. Esto no le arredra al labrador, ni al hortelano. El terreno no esta emburriado, con lo cual la soleta no se adhiere al calzado, dejandonos deambular por las sendas sin parecer unos sopazas.
Hoy poco hay que pencar, el tiempo casi no deja. Entoces a comer, es la hora de yantar; si ha pasado el sustanciero nos deparara un buen caldo de entrada, para seguir con un guiso de zaragalla con su penca de perejil, su rebojo de pan y un cáncano de vino y de postre horejuelas, para eso es carnaval.
Asi no se vive mal si continua un sesteo en catre, rebujado en la ropa. Sesteo de unas horas, padrenuestro, pijama y orinal, como decia nuestro Camilo Cela. Pues no señor, no se vive tan mal, alguno lo pondra pegas, me tildará de candajo.
Desde mi atalaya. Buenos dias Herrera, buenos dias herrerenses.

Sigue, sigue candajeando Gonzalo. Un abrazo.


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