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Liliana, yo tambien soy de Mar del Plata, y mi abuelo era Tomás del Río Peréz. Nacido en Riego de la Vega y mi abuela era Avelina Martinez de Toralino de la Vega. Ellos llegaron a Mar del Plata, a principios del siglo XX. Mi abuela llegó antes del año del cometa (1910) junto a su madre Lucía y su padre Pedro.

Hace poco, en octubre, pude visitar Riego y Toralino de la Vega donde vive una tía abuela, Enisia Alonso. Es un pueblo encantador que espero volver a ver y que emociona por los recuerdos ... (ver texto completo)
Luis:

Veo que respondes a Liliana sobre alguna posible información de nuestros antepasados, pues bien, mi abuelo era Antonio del Río Perez, nació en Riego de la Vega y llegó a México en 1904. Hasta donde éscucho tenía algún familiar que salió de España al mismo tiempo pero que él ó ellos viajaron a Argentina.

Quizás estemes hablando de la misma familia

Saludos,

Miguel del Río
HOLA SOY LILIANA DE MAR DEL PLATA (Argentina) MI bisabuelo se llamaba JOAQUIN DEL RIO TORAL, nacio en Villanueva de la Vega, ¿ESO ES LEJOS DE HAY?
Un saludo grande para todos
Liliana
Liliana:

Pues resulta que yo también estoy buscando a mis familiares en Riego de la Vega, España; y ¿que crees?, mi padre se llamaba Joaquín del Río Olvera y mi abuelo Antonio del Río Perez. Hasta donde sé mi abuelo vino a México y algun otro familiar viajó a Argentina. Entiendo que el "Joaquín" viene de su abuelo o sea mi tatarabuelo.

Si tengo alguna novedad te lo informaré.

Saludos,

Miguel del Río
poesía al maltrato de la mujer
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|oh ¡manos que un día
me acariciasteis con ternura
cuanto te quiero criatura

tu por las noches yeguas
con tanta ilusión te espero
pero en pocos momentos
me agarras por el pelo ... (ver texto completo)
... TODAS ELLAS RELACIONADAS CON "ASTÓRICA-AUGUSTA" Y SU ENTORNO.

La pequeña pero a la vez gran ciudad de Astorga, pues ahí es nada la solemne vestimenta que la adorna con ese ropaje de "Augusta" compitiendo en historia con "Lucus", "Emérita", "Tarraco" y muy pocas ciudades más de las que en España pueden presentarse con semejante púrpura, se me antoja que los oriundos de este bello rincón, ante la magnífica oportunidad que la organización de Pueblos de España pone a disposición de todos los ... (ver texto completo)
En nigún caso ha sido mi intención ofender a nadie, perdón.
Hola.

He creado un blog dedicado a la flauta y el tamborín maragatos y a todo lo relacionado con su folclore. La dirección es:

http://www. maragato. wordpress. com/

Espero que disfruteis con su lectura.

También os recomiendo que visiteis mi canal en Youtube donde podreis ver unos cuantos videos sobre la música maragata:
... (ver texto completo)
Hola a quién pueda leer esto. Me gustaría saber si mis antepasados provienen de este pueblo que por desgracia aún no conozco. Mi tercer apellido es Nistal y soy aficionada a la pintura y a la fotografía, firmando mis obras con este pseudónimo ("NISTAL").
Mi padre era, Francisco González Nistal, nacido en Fontoria de Cepeda y mi abuelo Venancio González de Villaobispo, mi abuela Ängela Nistal no sé de dónde era.
Si alguien tiene algo que decirme sobre esto, anticipadamente muchas gracias.
Se pude saber que pasa con la gente del bonito pueblo del Val de San Lorenzo, que no hay ninguno que pueda mandar algun escrito, y fotos del bonito y fografias de las cosas binitas que tiene ese estupendo pueblo,
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NOTAS DE TALIESIN
A pesar de que este artículo supone afinidad entre el material legendario de León y Castilla, lo cierto es que:
"Según vemos, el Occidente de la Península, es decir, Galicia, Asturias y lo que históricamente formaba el Reino de León (incluyendo la Extremadura leonesa) se nutriría de leyendas que tendrían, por el contrario, un sesgo diferenciador, y que se pueden contraponer con claridad al material legendario ... (ver texto completo)
– De las doce palabras retronadas (49), dime la
una:
– Sólo es una la que parió en Belén, Virgen y pura.
– De las doce palabras retronadas, dime las dos:
– Las dos tablitas de Moisés,
donde Cristo puso manos y pies,
para subir a la Casa de Jerusalén.
Sólo es una la que parió en Belén, Virgen y pura.
– De las doce palabras retronadas, dime las doce:
– Las doce, los Doce Apóstoles. ... (ver texto completo)
Si se trataba de motas en los ojos, hablaba de una plegaria que terminaba así:

[…]
curáiselos a mi amante,
que los tiene petillosos (47).

Recuerdo que si alguien tenía hipo, lo que hacía la abuela era contar una historia que asustara al que lo padecía y enseguida se le quitaba.

También ha habido rezadores empleados en otras ocupaciones distintas a la salud. En el Valle de Fenar había mujeres que “echaban la oración a San Antonio” para recuperar objetos perdidos. Particularmente familiar ... (ver texto completo)
La presencia del diablo es frecuente en los cuentos populares de esta región. En ellos el diablo aparece casi siempre como un ser estúpido, siendo objeto de engaño (36).

En Oseja de Sajambre las mujeres estériles que quieren conseguir la fecundidad acuden a unas curanderas que suministran pócimas para ese fin. Cierto es que el oficio de la curandería es tan antiguo como la propia preocupación del hombre por su salud y la de sus animales domésticos. Por un proceso que hubo en el S. XVII contra una mujer llamada Lucía Gutiérrez, vecina de Priaranza, cerca de Astorga, sabemos que en aquella zona los curanderos curaban la enfermedad de la pelagra –también llamada mal de la rosa–, arrancando una rosa y echando queso, pan y vino en el hueco dejado por la raíz, cubriéndolo después con tierra sobre la que se colocaba una vela; a continuación rezaba un credo y estregaba al enfermo con un puñado de aquella tierra.

Un siglo después, concretamente en 1761, está fechado el documento que recoge el proceso inquisitorial contra una mujer de Santibáñez de la Isla, acusada de practicar la curandería con plantas mágicas y conjuros e invocaciones a diversos santos. En este proceso se recoge un remedio empleado por ella para curar a una mujer que tenía aire atravesado en los pechos, con lo cual no podía amamantar a un hijo recién nacido. Calentó vino y aceite en una escudilla, y en otra echó romero, tomillo y unos palos de escobajo que eran buenos para el aire; después añadió otras hierbas en número impar. Levantó la escudilla con el vino y el aceite a la altura del pecho de la paciente, para que el humo y el vaho le entrara por los pechos. En la otra escudilla, con el romero y las otras hierbas, hizo cruces con las manos, recitando algunas oraciones. Al concluir, decía:

Con la lanzada que dio Longinos a Nuestro Señor,
al pie de la Cruz. Amén Jesús.

Y así logró curar a la mujer. En el documento aparece otro testimonio en el que se habla de la curación de una nube en un ojo, con doce o trece granos de trigo blanco y este conjuro:

Si la nube es negra, Dios la detenga;
si es blanca, Dios la deshaga;
si es rubia, Dios la consuma.
Señora Santa Lucía, señora Santa Ana,
devuelve la vista a Benito (37).

Una curandera de Ambasmestas quitaba las verrugas en el plazo de un mes, siempre que el paciente le dijera el número exacto de verrugas que tenía, ni una más ni una menos. Para ello utilizaba una rama de xesta –especie de arbusto empleado en la fabricación de escobas–, con la que confeccionaba tantos nudos como verrugas deseaba hacer desaparecer (38). También se conoce el caso de una curandera de la Cabrera Baja que curaba las verrugas y la tisis.

En La Bañeza había una mujer que curaba las calenturas, conocidas popularmente como tercianas y cuartanas, con parches elaborados con una tela gruesa y alcanfor. Los colocaba sobre el estómago y el paciente no podía lavarse los pies ni comer picantes durante un mes (39).

En la mentalidad popular se asocia la figura de la curandera con la brujería; de esto da prueba un artículo de César de la Rosa, publicado en la revista Estampa en 1936, en el que, hablando del filandón en Maragatería, dice:

A veces, una emoción o el trabajo excesivo hacen rodar por el suelo, alfombrado de bálago fresco, a alguna de las mujeres que cae desmayada. Entonces, si el “vinagre para los pulsos” no basta para volver en sí a la desmayada, se recurre a la oración, que pronuncia enfática la meiga, esa bruja a quien temen, ¡todavía!, en tantos pueblos castellanos, gallegos y astures [y leoneses***], que dice así: "En nombre del Padre, e del Hijo, e del Espíritu Santo: tres ángeles que iban por
un camino encontraron a Nuestro Señor Jesucristo. ¿A dónde vais acá los tres ángeles? Acá vamos al monte Olivote, y yerbas y ungüentos cortar, para nuestras cuitas y plagas sanar. Los tres ángeles allá iredes; por aquí vendredes; pleito y homenaje me paredes, que por estas palabras precio non llevaredes, excepto aceite de oliva y lana sebosa de ovejas vivas. Conjúrote, plaga o llaga, que no endurezcas ni lividinezcas por agua ni por viento, ni por otro mal tiempo, que ansí hizo la lanzada que dio Longinos a Nuestro Señor" (40).

Un tipo de curandero específico es el llamado encañador. Un caso muy célebre fue el de un astorgano conocido como “El Carreto”, cuyo método de curación consistía en tender al enfermo en el suelo, zarandearle y pellizcarle; después le aplicaba unos polvos rojizos cubiertos con trementina y, finalmente, le pegaba estopa en el cuerpo, dejándole casi inmovilizado (41).

Otro tipo determinado de curación es el que se hace con ensalmos –por ensalmo se entiende todo rezo empleado con una finalidad exclusivamente terapéutica–, conjuros, plegarias u oraciones (42). Es sobradamente conocido el empleo que se ha hecho en diversas circunstancias de textos y dichos religiosos, así como de oraciones.

En 1562 está fechado un proceso incoado a Juan de Casasola, ensalmador de Riego de la Vega, que curaba fístulas e hinchazones con ciertos rezos (43). Otro tipo de ensalmador muy particular fue fray Juan, monje astorgano, que se dedicaba a confeccionar cédulas benditas contra diversos males (44).

Conocida es esta plegaria que se rezaba al coger acedas (45) para comerlas. Mis padres recuerdan que, siendo mozos, así lo hacían: antes de comerlas se santiguaban, pidiendo que las hojas no estuvieran malas, ya que se comían sin lavarlas previamente:

Por aquí pasó Dios,
por aquí la Virgen,
si tienen veneno
que me lo quiten.

También es muy popular el conjuro que se hace para curar las heridas:

Sana, sana, culito de rana,
si no sanas hoy, sanarás mañana.

Para curar la ictericia, mi abuela Dolores en Val de San Lorenzo recitaba la siguiente plegaria:

A verte vengo, manrubio,
antes de que salga el sol,
que me quites la (ic) tericia
y me vuelvas el color ... (ver texto completo)
En la comarca de Maragatería se cuenta que el tío Barrigas –anciano sin hijos y con la mujer enferma, a la que procuraba socorrer con caldos de gallina– un día, después de hacerle el caldo a su esposa, vio que la carne de gallina había desparecido. Esto se repitió varios días, hasta que una noche oyó un ruido misterioso dentro de la casa. Se puso al lado de la gatera, tapando el orificio con un saco y logrando, de esta manera, atrapar un gato negro. Lo estaba golpeando contra el suelo cuando desde ... (ver texto completo)
Otros objetos que han servido de protección contra el mal de ojo han sido fragmentos de altar de iglesia o de monumentos antiguos.

No sólo son de tipo religioso los objetos empleados contra este maleficio; también los encontramos de tipo profano, como la higa, que es posiblemente el amuleto profano más extendido. Parece ser que este amuleto ya era utilizado en el mundo fenicio. La higa reproduce una mano en diferentes posturas, siendo la más frecuente aquella que representa una mano cerrada y ... (ver texto completo)
El caminante, al que debemos suponer familiarizado con el rito, debía saltar por encima del niño y así quedaría curado. En San Pedro Bercianos, en la comarca del Páramo, se recogía hinojo con este fin (4).

Otro método empleado consistía en llevar al niño junto al horno donde se cocía el pan. Se contaban los panes que estaban dentro del horno y se lanzaba el mismo número de habas dentro. Después se acercaba el niño a la boca del horno el mismo número de veces, y a la vez se pronunciaba este conjuro:

Aire ... (ver texto completo)