Hablando del poeta Manuel, Reposada con indolencia en un amplio safa comtemplando su esposa frente a el, sentado en primorosa silla de junco con los codos sobre la mesa de trabajo inspecionando unas cuartillas de su libro en blanco.
Astraido en su labor, como magnetizado, parece no advertir la presencia de su mujer...
Aprobechando los momentos en que su excelso canto de
Asturias repasa las cuartillas, ésta admirar su rasurado rostro de sacerdote de la poesia...
En sus ojos azules, que ahora se
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