Esta fue mi respuesta:
He leído el comentario de usuario y no tengo más remedio que darle la razón en alguna de las cosas que dice. Por ejemplo en eso de “Qué grande es la ignorancia y que rápido se echa la lengua a pacer sin tener ni idea de nada”.
Por lo que veo, sé y conozco —y confieso que es un asunto que me resbala— hay gente de Canales irritada porque La Magdalena existe y que cuando alguien defiende que Canales y La Magdalena son un único pueblo dado que La Magdalena es un barrio de Canales (con poca razón, ya que una parte podrá ser barrio de Canales, pero otra parte es barrio de Otero de las Dueñas) y que no se puede borrar del mapa, afloran sentimientos cainitas, propios de la más ruda y áspera catetez, indigna de los pueblos de la Montaña Leonesa, culta y tolerante, en la que nací y resido.
Hasta aquí no hay nada que me moleste o afecte: allá cada uno con su paletez y rusticidad, sus pendones y el lugar por donde los pasean.
Pero sí hay algo que me irrita: la alegría que manifiesta porque desaparezcan las Juntas Vecinales porque así Canales será Canales y La Magdalena La Magdalena.
Y no me queda más remedio que darle la razón nuevamente cuando dice que “qué grande es la ignorancia”.
Las Juntas Vecinales constituyen una institución milenaria con la que se rigen los pueblos de León desde que le hicieron frente al dominio feudal de sus reyes, mucho antes de que España fuese España, sobrevivieron al centralismo de las monarquías que tuvimos que padecer durante siglos y que ni siquiera se atrevió a quitar el glorioso caudillo.
Su desaparición supone el último paso de la desamortización que en el siglo pasado emprendieron Mendizabal y Madoz, arrebatando a los pueblos sus propiedades comunales para venderlas al mejor postor o en este caso para ser administradas por instituciones estatales, privando a los pueblos de sus recursos.
Alegrarse de que esto ocurra para solucionar un asunto tan sin sentido como el que defiende usuario retrata en toda su magnitud la mentalidad del susodicho.
Y esto ya no es un asunto de pendones: esto es una pendonada.
He leído el comentario de usuario y no tengo más remedio que darle la razón en alguna de las cosas que dice. Por ejemplo en eso de “Qué grande es la ignorancia y que rápido se echa la lengua a pacer sin tener ni idea de nada”.
Por lo que veo, sé y conozco —y confieso que es un asunto que me resbala— hay gente de Canales irritada porque La Magdalena existe y que cuando alguien defiende que Canales y La Magdalena son un único pueblo dado que La Magdalena es un barrio de Canales (con poca razón, ya que una parte podrá ser barrio de Canales, pero otra parte es barrio de Otero de las Dueñas) y que no se puede borrar del mapa, afloran sentimientos cainitas, propios de la más ruda y áspera catetez, indigna de los pueblos de la Montaña Leonesa, culta y tolerante, en la que nací y resido.
Hasta aquí no hay nada que me moleste o afecte: allá cada uno con su paletez y rusticidad, sus pendones y el lugar por donde los pasean.
Pero sí hay algo que me irrita: la alegría que manifiesta porque desaparezcan las Juntas Vecinales porque así Canales será Canales y La Magdalena La Magdalena.
Y no me queda más remedio que darle la razón nuevamente cuando dice que “qué grande es la ignorancia”.
Las Juntas Vecinales constituyen una institución milenaria con la que se rigen los pueblos de León desde que le hicieron frente al dominio feudal de sus reyes, mucho antes de que España fuese España, sobrevivieron al centralismo de las monarquías que tuvimos que padecer durante siglos y que ni siquiera se atrevió a quitar el glorioso caudillo.
Su desaparición supone el último paso de la desamortización que en el siglo pasado emprendieron Mendizabal y Madoz, arrebatando a los pueblos sus propiedades comunales para venderlas al mejor postor o en este caso para ser administradas por instituciones estatales, privando a los pueblos de sus recursos.
Alegrarse de que esto ocurra para solucionar un asunto tan sin sentido como el que defiende usuario retrata en toda su magnitud la mentalidad del susodicho.
Y esto ya no es un asunto de pendones: esto es una pendonada.
