Guerras Cántabras
Parecía que no faltaba ya nada a Roma para ser señora absoluta de España; y así hubiera acontecido en todo otro país en que estuviera menos arraigado el amor a la independencia. Pero habíase este refugiado y conservase en las montañas, último baluarte de las libertades de los pueblos, como las cuevas suelen ser el postrer asilo de la religión perseguida. Era ya Roma dueña del mundo, y solamente no lo era todavía de algunos rincones de España habitados por rudos montañeses, en cuyas ... (ver texto completo)
Parecía que no faltaba ya nada a Roma para ser señora absoluta de España; y así hubiera acontecido en todo otro país en que estuviera menos arraigado el amor a la independencia. Pero habíase este refugiado y conservase en las montañas, último baluarte de las libertades de los pueblos, como las cuevas suelen ser el postrer asilo de la religión perseguida. Era ya Roma dueña del mundo, y solamente no lo era todavía de algunos rincones de España habitados por rudos montañeses, en cuyas ... (ver texto completo)