Al comienzo del
valle del Tozo, en su parte meridional, en un corto ramal de
carretera, que parte de la que comunica
Burgos con Aguilar de Campoo, pasado
Santa Cruz del Tozo, a la izquierda, junto al
río Úrbel que nace en sus tierras, al abrigo de unos roquedales y en terreno desigual encontramos a FUENTEÚRBEL, a 48 km de Burgos.
Le prestan límites y compañía
La Piedra, Santa Cruz del Tozo,
La Rad,
Talamillo del Tozo y, al otro lado del
monte,
Los Valcárceres.
Figura como lugar perteneciente únicamente al rey, al que pagaban tributos, es decir era lugar de realengo, en las respuestas generales del Catastro del Marqués de la Ensenada y su nombre aparece citado en noviembre de 1192 como “Monasterium Sancti Vincenti de Úrbel “, que, según Luciano Serrano, correspondía al actual Fuenteúrbel, así llamado ya en junio de 1244 en un documento de una venta de una tal doña Sancha al Obispado de Burgos.
Tan sólo 41 personas habitaban el lugar en el año 1848, como aparece escrito en el Diccionario geográfico de Pascual Madoz. Pero había crecido considerablemente, siguiendo la trayectoria de la inmensa mayoría de los
pueblos de la provincia, a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, hasta contar con 131 habitantes en el año 1900. No decayó el crecimiento en la dura primera mitad del siglo XX y presentaba en 1950 un censo de 160 personas. La inexorable emigración de la segunda mitad del siglo se ha encargado de reducir su población hasta quedar en el año 2000 con 29 habitantes.
Durante muchos siglos sus habitantes han manifestado su fe en una
iglesia, en lo más alto del
pueblo, dedicada a Santa María,
románica, de una nave, recrecida conservando su antiguo
alero con canes, con dos pequeños
arcos laterales, con
bóvedas y nervios de piedra y
capiteles y arquerías en
ventanas, del siglo XII. El
ábside es
románico, con tres
ventanales,
columnas y canes historiados de figuras y mascarones.
La
portada es también románica de medio punto con simple arcada con bolas. Tiene otra apuntada con guardapolvos roto e incompleto. La
torre es cuadrada, maciza, con cuatro huecos y dos
campanas.
La
pila es románica con gallones sencillos y fuste cilíndrico con moldura; y el
retablo mayor es neoclásico con
Virgen sedente con Niño del siglo XVI. Es interesante la iconografía románica.
Sus libros parroquiales dan comienzo en el año 1680.
Quedan los restos de una
ermita, levantada en 1650 en honor de la Inmaculada Concepción.
Y queda la noticia del antiguo
monasterio, dedicado a
San Vicente y un yacimiento arqueológico posiblemente
Medieval, sin duda relacionado con él.
* AMO A MI PUEBLO, escrito por Emiliano Nebreda Perdiguero