Llega un hombre a su corte de trabajo y un compañero le dice: Pepe que mala cara tienes, ¿que te pasa? calla hombre que he pasado una noche muy mala con un dolor de muelas, como para reventar y así estoy no se me quita, el amigo le dice: pués eso me pasó a mi el otro dia y sabes lo que hice, me fuí a mi casa y al llegar hice el amor con mi mujer y eso fué medicina santa, se me quitó al momento; entonces el Pepe le dice: ¡Quillo está tu mujer en tu casa ahora!
Pues si al Pepe no le partió las muelas el marido o la mujer, se las hubiera partido si se hubiera echado en esta cama, pues era más falsa que una peseta de dos caras, se puso para la
exposición que recreaba las
bodas de antes, y le faltaba alguna pata, aparte de los campanillos de debajo del colchón.
Aunque tal vez mejor quitarse la muela así, cayéndose de una cama, que no como se las quitaban a mi madre, con unas tenazas recostada en un machadero de
piedra y sin anestesia, o como ví alguna vez,
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