Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
Fue en su día propiedad de un conde, según cuentan. Había unas pocas casas mal dispuestas, y debía tratarse de hogares de los labradores que trabajaban las tierras. El conde en cuestión poseía un halcón, al que tenía mucho cariño. Un día el halcón se le murió, y el conde lo lloró amargamente. De ahí viene el nombre del pueblo: Gimi-alcón
El pozo artesiano.