Hasta mediados del
siglo XIX, estaba dividido en dos mitades, una pertenecía a
Villafranca de la Sierra (Señorío del
Marqués de las Navas) y la otra a
Bonilla de la Sierra (Señorío del Obispado de
Ávila), separadas por la
Calle Real.
Es posible que los primeros pobladores se asentasen en la zona hacia el siglo XIII, aunque en el término municipal ya habitaron hispanorromanos hacia los siglos IV o V.
En el
siglo XVIII existían 9 telares, siendo importante el cultivo del lino. Hacia 1780 el ilustrado
Antonio Ponz, en su obra "Viaje de
España", exaltaba la belleza del
paisaje y la riqueza de la
flora; en aquel entonces debía haber bastante más vegetación que en la actualidad.