Montiel
Junto a las Tablas de Daimiel, las Lagunas de Ruidera crean el parque natural más fecundo de Castilla-La Mancha. Un ecosistema húmedo, que se extiende por las provincias de Ciudad Real y Albacete albergando especies singulares como es el caso del aguilucho lagunero. No es cierto, como señalaban los manuales de geografía hasta hace unos años, que el río Guadiana nazca aquí. Sin embargo, el desmentido ni quita ni pone argumentos a sus formidables acuarelas paisajísticas, modeladas por la piedra caliza. Sólo el Lago de Bañolas, en Gerona, genera en España este tipo de enclaves, y para encontrar otros semejantes en Europa, hemos de viajar a Yugoslavia, donde están los lagos escalonados de Plitvice.
En la zona existen algunos molinos perfectamente acondicionados.
Antaño, el caudal del llamado Alto Guadiana, que alimenta estas lagunas, orquestaba en ellas distintos espectáculos estacionales. Apacibles remansos bucólicos, cuando su volumen de agua bajaba. Valles apuntalados por efervescentes cascadas, si subía, desbordando sus represas de toba. La mano del hombre, sin embargo, acabó interviniendo en ellas, hasta darles el aspecto que ahora nos ofrecen, entre los términos de Alhambra, Villahermosa, Argamasilla de Alba y Ossa de Montiel, este último ya albaceteño. Unas panorámicas que incluyen hoteles, roturaciones agrícolas y playas artificiales.
Junto a las Tablas de Daimiel, las Lagunas de Ruidera crean el parque natural más fecundo de Castilla-La Mancha. Un ecosistema húmedo, que se extiende por las provincias de Ciudad Real y Albacete albergando especies singulares como es el caso del aguilucho lagunero. No es cierto, como señalaban los manuales de geografía hasta hace unos años, que el río Guadiana nazca aquí. Sin embargo, el desmentido ni quita ni pone argumentos a sus formidables acuarelas paisajísticas, modeladas por la piedra caliza. Sólo el Lago de Bañolas, en Gerona, genera en España este tipo de enclaves, y para encontrar otros semejantes en Europa, hemos de viajar a Yugoslavia, donde están los lagos escalonados de Plitvice.
En la zona existen algunos molinos perfectamente acondicionados.
Antaño, el caudal del llamado Alto Guadiana, que alimenta estas lagunas, orquestaba en ellas distintos espectáculos estacionales. Apacibles remansos bucólicos, cuando su volumen de agua bajaba. Valles apuntalados por efervescentes cascadas, si subía, desbordando sus represas de toba. La mano del hombre, sin embargo, acabó interviniendo en ellas, hasta darles el aspecto que ahora nos ofrecen, entre los términos de Alhambra, Villahermosa, Argamasilla de Alba y Ossa de Montiel, este último ya albaceteño. Unas panorámicas que incluyen hoteles, roturaciones agrícolas y playas artificiales.