Mitología de
Soano:
LEYENDA DE SOANO...
JANO, UN DIOS QUE HABITA EN NUESTRO
MONTE.
Desde tiempos remotos, un dios nos vigila desde lo alto, el llamado dios Jano. Este hizo de nuestro monte un templo, un lugar
sagrado al cual da nombre y en el que permanece asentado sin despistar en ningún momento el tránsito de nuestros días.
En aquellos tiempos, muchos de sus fieles se acercaban diariamente hasta el monte de Jano para allí rendir culto a este gran Dios, aunque la virginidad de aquellos parajes, hacía a sus oradores regresar a sus
casas antes de la caída de la
noche, ya que los
caminos se volvían oscuros y acechaban numerosos peligros.
Con la
entrada de las
estaciones frías los días se volvían más oscuros, asolaban los vientos y las
lluvias y el
camino que conducía hasta Jano se hacía largo y dificultoso. Estos factores, hacían una tarea bastante costosa para sus seguidores el poder atravesar el camino para llegar a su templo en el monte, así que un buen día, Jano puso solución a este problema y dijo:
“Mi templo será por siempre aquí en este monte y en sus pies yacerá mi
pueblo en él que se alojaran mis fieles”.
Su voz retumbó por todo lo alto y el
mensaje fue escuchado por todos los
hombres, mujeres y niños. Todos ellos por mediación del dios levantaron un pueblo al que llamaron Sojano, o lo que es lo mismo “ a los pies de Jano”.
“Desde entonces, Jano cuida de su pueblo allá en sus pies, y su pueblo cuida de su Templo allá en lo alto”.
Nuestro dios Jano:
Jano, procede en un principio de la voz Fanum, “lugar sagrado”, y en latin lanus es reconocible la raíz indoeuropea que podemos identificar como tránsito, “paso hacia otro lugar”, este significado se encuentra íntimamente ligado con la personalidad del dios y los atributos que posee. La característica mas significativa en la representación del aspecto de este dios, es su carácter doble, es el bien y el mal, lo nuevo y lo
viejo, y sobre todo doble en su aspecto, ya que siempre se le presenta como un personaje bifronte, con dos caras: una imberbe y otra barbuda. Esta dualidad le confiere una extensa visión, ya que no sólo conoce y ve el presente, sino que fundamentalmente rememora el pasado y observa el futuro desde su
atalaya omnipresente.
Esta admirable propiedad de visión se puede entender perfectamente si nos detenemos un poco en el calendario, que como estamos comprobando a lo largo de muchas semanas, es
fuente ingente de
información sobre el mundo mítico. Al parecer el tiempo pasa, pero los dioses permanecen o se transforman, y en el cómputo del tiempo tenemos un certero testimonio. El primer mes del año, tal y como hoy se ha constituido el calendario, es
enero. Este mes en Latín vienen derivado de Ianua, “
puerta”, y así enero es la puerta, el comienzo y la entrada del año, más reconocible en la terminología que adopta este mes en inglés, January, o en leonés, Janero. El antroido es un momento crucial de paso, de tránsito entre lo que se fue y lo que llega, pasado y futuro se conjugan en estas fechas, y es el propio Jano quien preside este cambio. Además este dios es quien apadrina todas las calendas del año, es decir, todos los primeros días de cada uno de los meses del calendario.
No eran pocos los rituales en los que al comienzo se invocaba a esta divinidad.
Por otro lado nos situamos ante un dios que parece ubicarse, casi en exclusiva, en las alturas, y así acontece no sólo en nuestro pueblo Soano, sino que en la misma Roma ya existía culto a este dios y una de sus principales colinas, quizá la más sacralizada y origen de la
ciudad, es el Janículo, “la colina de Jano”, consagrada al culto del dios. Realmente no es una coincidencia, más bien la constatación de que es un dios asociado con las
montañas, lo que nos indica su gran importancia, porque aquellas divinidades con especial relevancia se situaban en las cimas.
Principales caracteristicas del dios Jano:
Dios con una doble faz, representa su poderosa ambigüedad sobre el conocimiento de los tiempos tanto pasado como fututo. La parte imberbe representa a todo lo pasado y la parte barbuda a lo que va a suceder.
Su
fiesta principal es el 31 de diciembre, denominada “el día del tránsito” y el día 1 de enero, día en el que comienza el año. A Jano también se le conoce como el dios de las
puertas o dios de los comienzos.
Si Jano es un dios que se desarrolló en Soano como en otros lugares o si es una importación procedente de Roma, es difícil de decir, posiblemente, sería oportuno adoptar una postura mixta, ya que también en los territorios de influencia céltica hallamos un paralelo derivado del dios original. Algunos estudiosos unen las divinidades Jano y Diana, planteando para ambas un mismo origen. Diana es interpretada como D-ianus, evidenciando así una variante femenina que se uniría a las diosas madres del mundo céltico, en especial Dana. Otra de las particularidades con la que nos encontramos al rememorar a este dios y su
historia es la que le pone en contacto con el territorio de lo bélico.
Al evocar la guerra, este dios se nos acerca en cierta medida a
Cantabria. Jano poseía un templo en el Janículo, erigido en su honor en virtud de una leyenda que le situaba como salvador de la ciudad, ya que en la guerra de los
romanos con los sabinos cuando ya la ciudadela se veía perdida, el dios hizo brotar un manantial de
agua caliente que puso en fuga a los aterrorizados atacantes. Tras levantar el templo, las puertas de éste permanecieron siempre abiertas mientras en los dominios romanos hubiera algún conflicto. Antes del imperio del divino Augusto, únicamente dos veces había sido cerrado el templo de Jano, signo de paz, sin embargo el propio emperador se vanagloriaba de que durante su prolífico gobierno hasta tres veces se clausuraron sus puertas, una de ellas tras la finalización de la conocidas guerras cántabras y la conquista de nuestra tierra, lo cual supuso un verdadero alivio para los orgullosos romanos que se habían visto ridiculizados por un pueblo, supuestamente bárbaro, de la lejana Iberia.
Así es este dios, el elocuente y perspicaz Jano.
Y como dice una frase de Varrón:
“Penes lanum sunt prima, penes lovem summa.”
(Jano preside todo lo que comienza, Júpiter todo lo que termina. )
Análisis del nombre:
Sojano = So + Jano.
So=
antigua preposición, actualmente bajo.
Jano= nombre del dios y de nuestro monte.
Traducción: Bajo el dios Jano o bajo el monte Jano.
Significado: A los pies de Jano.
Evolución Histórica del nombre de Sojano hasta nuestros días:
El término Sojano, con el tiempo fue derivando en otras aceptaciones de la siguiente manera...
SOJANO – SOHANO – SOANO.
Actualmente el nombre del pueblo responde bajo su última aceptación, SOANO.
Respecto al MONTE HANO cabe destacar la
tradición de la
subida a la
Cruz, consistente en que cada cincuenta años, las gentes del municipio (
Arnuero,
Castillo,
Isla y Soano)se reunen para ascender a la cima del monte hasta llegar al punto de la Cruz (dicho punto es el punto de corte de las lindes de los cuatro
pueblos del municipio), donde se coloca una nueva cruz que marca el punto de cruce entre las lindes.