Zalamea, tan lejos y a la vez tan cerca de mi, ¿porqué nunca me acogistes? ¿porqué otros se llenan la boca con tu nombre, y yo, que llevo tu sangre no puedo? nunca nunca jamás lo comprenderé, pero déjame decirte que lo que tu no supiste darme, lo encontré en otros lugares incluso más bellos que tus
montes, con atardeceres de ensueño y
noches que te arropan, con gentes amables y
tradiciones arraigadas de las que me he sentido más partícipe que de las tuyas...
No puedo pedirte que me devuelvas los
... (ver texto completo)