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ALPUJARRA ORIENTAL: De Laroles a Válor
1ª Jornada. Alpujarra oriental. Laroles-Valor
Distancia y tiempo entre núcleos urbanos.
• Laroles – Júbar: 5 Km 1h. 30’
• Júbar – Mairena: 1,2 Km 15’
• Mairena – Nechite: 6 Km 1h. 10’
• Nechite – Válor: 1,8 Km 25’

Laroles
El sendero parte del barrio alto deLaroles a 1.043 m. de altitud, desde donde se divisan las techumbres planas cubiertas de launa de las casas de todo el pueblo. Sobresale en el paisaje la torre de la Iglesia del Rosario que recuerda más el alminar de una mezquita, sorprendiendo su cúpula cubierta de lajas de pizarra. Al fondo destaca el valle del Río Grande de Adra, una cuenca que tras coger las aguas de Sierra Nevada, desciende de norte a sur directamente al Mediterráneo, abriéndose paso entre la Sierra de Gádor y la Sierra de la Contraviesa.
La carretera (antigua C-431) la tenemos que dejar a la salida de Laroles en dirección a Mairena, pasada la era de los Rubios, para tomar el camino conocido como el de la Sierra o a los Molinos. Esta pista que va entre almendros la dejamos cuando pasa frente a un corral, para seguir por la tradicional vereda que sale a la izquierda remontando por un antiguo molino. Si es primavera, podremos ver deslizarse sobre la “Piedra de la Resvalaera” el agua que lleva su acequia. Al dejar el molino atrás se junta la vereda con una bifurcación de la pista, ahí tomamos el desvío de la izquierda que cruza, entre una encina y un serbal, la acequia que sirvió para alimentar los nueve molinos que había en esta zona.
Al poco de pasar otro molino, dejamos un desvío a la izquierda que va a una cantera ya abandonada: un “tejar”. La pista anterior que subía a la derecha va también a una cantera de este tipo pero en uso.
En la Alpujarra Oriental se denomina teja a la laja que se coloca en el techo de las casas encima de los palos y debajo de la launa. En la Alpujarra Occidental la teja es la cerámica de forma curva que se pone en los tejados, y a la laja de piedra que nos hemos referido se le llama losa. Estas lajas además se utilizan para la construcción de zócalos, aleros y suelos.
Al acercarnos a unos hermosos chopos, seguimos a la izquierda para adentrarnos en el barranco y cruzar el río a la altura de un pequeño salto de agua que se forma entre dos piedras cubiertas de helechos. Una fuerte y larga pendiente nos adentra en los castañares. Al final cuando volvamos a ver el bosque de helechos nos encontramos a la derecha una pequeña ruina de un cortijo de piedra y justo encima, la pista que seguiremos hacia la izquierda.
Ahora por la pista disfrutamos de un apacible paseo. Ya vimos esta loma cuando marchábamos por enfrente cubierta de castaños y encinas en las zonas altas y sus barrancos con las riberas tapizadas de vegetación. Por el camino distinguimos también árboles frutales que nos acompañarán por todo el sendero como son higueras, cerezos, almendros, olivos y nogales.
El paseo nos introduce suavemente en el pueblo de Júbar. Lo primero que vemos entre cultivos abancalados regados por la acequia real es su Iglesia, con la torre de origen árabe y el cementerio atrás.
Júbartiene tan solo 60 habitantes. Cruzamos todo el pueblo por sus encantadoras calles de casas bajas con macetas de geranios en sus balcones. Atravesaremos también la plaza para tomar el camino de las eras al fondo a la derecha.
El sendero a Mairena sale de una fuente de dos caños por la que emana agua no clorada y que a la vez alimenta a un lavadero situado bajo ella.
Enseguida encontramos otra fuente no clorada, ” la fuente del Barranco”. Al salvar éste tomamos la vereda de la izquierda y cruzamos una acequia bajo una higuera y un morero. Atravesamos un pequeño barranquillo para adentrarnos de frente por un pequeño encinar, adornado por un suave muro de piedra. A esta vereda acomete primero un ramal de una pista que tendremos que cruzar, y enseguida otra pista principal, de las que suben a la Sierra, que también traspasaremos para llegar, junto al Barranco del Cerro, al cruce de la carretera que da acceso a Júbar. Andamos hacia el oeste unos metros por la carretera principal para tomar a la derecha una vereda adornada por chumberas e higueras. Pasamos por encima de la “Era del Ejido”, (Ejido significa tierra baldía de una comunidad a la salida del lugar), y tras ella se vuelve a contemplar la torre de la Iglesia que nos avisa que llegamos pronto a Mairena.
Mairena, de 268 habitantes, se ha unido junto a las poblaciones de Júbar, Laroles y Picena y han formado recientemente el municipio de Nevada. Recorremos el pueblo de este a oeste, por su barrio alto, bordeamos su Iglesia y nos encontramos en un balcón, a la altura de 1.100 m, con unas vistas impresionantes, amplias y muy contrastadas.
Después de dejar las últimas casas llegamos a la Era Baja: de esta placeta sale el sendero a Nechite.
Bajamos al río obviando una trocha que se precipita a la izquierda, lo cruzamos junto a un antiguo molino ahora habitado por unos chopos y marchamos sobre la loma salpicada de encinas que forman los ríos Mairena y Nechite.

Válor
Pasados unos olivos y un almez no tomamos una vereda que baja a la izquierda a la carretera, sino el camino de la derecha que pasa sobre una era y más arriba cruza una acequia. Tras una fuerte pendiente ascendente alcanzamos una pista de tierra. Tenemos que estar atentos en seguirla solo hasta que nos encontremos a la izquierda el desvío de nuestra vereda. Por ésta vamos franqueando la loma de Garridos. Llegamos a un barranquillo por el que seguimos un poco, y al salir nos asombramos con las vistas sobre Nechite y de toda la loma este del Monte de San Juan.
Al adentrarnos en el barranco y cruzar por un puente el Río Nechite salimos a una pista que nace allí. Esta pista llega hasta el barrio alto de Nechite, conocido como San Blas. Nosotros la dejamos, después de pasar por un enorme castaño y desechar un ramal que sube a la derecha, para por la vereda de la izquierda llegar hasta el barrio de en medio llamado de Santa Lucía. Esta senda tiene a un lado huertas y al otro, muros de piedra sobre los que descansan en su orilla unos morales. (Más adelante cuando lleguemos a Válor, nos encontraremos con moreras, que no morales, que son las primeras a las que le nacen las hojas que primero comen los gusanos de seda.) Antes de entrar a Sta. Lucía tenemos entre higueras y nogales la fuente del Rojo y a la salida del barrio a la derecha, frente a una chopera, la fuente Martín.
Nechite tiene tres barrios. Al igual que la mayoría de los pueblos alpujarreños está dividido y adaptado al terreno según la orografía. Pero este pueblo no ha vivido un crecimiento urbano que los haya llegado a juntar, sino que siguen claramente diferenciados, separados por hermosos vergeles de huertas, bellos jardines y un barranco repleto de vegetación; por algo Nechite significará alegría.
Por encima de la fuente Martín cruzamos la pista ya cementada que baja del barrio alto y seguimos hacia Válor por una vereda que en su mayor parte le acompaña una acequia, bajo la sombra de los castaños. Tenemos que estar atentos de no tomar el camino a la izquierda, por donde baja el agua que riega los bancales cuando echan la acequia. Al continuar recto nos encontramos un camino que se nos acaba pronto, y volvemos otra vez a seguir junto a una acequia, que en un principio la encontramos cementada.
Esta senda termina encima del pueblo deVálorsobre la carretera que sube a la Sierra. Arriba se ubica la fábrica de “Los Cortijuelos” donde elaboran los quesos de leche de cabra de la comarca. Y abajo a pocos metros tenemos el pueblo, donde podemos probarlos junto con unas perdices en escabeche.
A la Inversa
Si el sendero lo recorremos en dirección oeste – este, emplearemos un tiempo parecido. El trayecto de Válor a Júbar se tarda algo mas y el de Júbar a Laroles se tarda quizás algo menos en andarlo.
De Mairena a Júbar se toma el sendero a la salida del pueblo en dirección a Laroles. En la primera curva de la carretera dejamos ésta para subir junto al Barranco del Prado, por una vereda en la que nos asombran sus piedras tan brillantes cargadas de mica.
De Júbar a Laroles tenemos que tener en cuenta no tomar un desvío en la pista, junto a una cerca metálica, que sube a la izquierda. Por lo tanto siempre seguiremos el carril principal, y no lo abandonaremos hasta que encima de la pista encontremos un corral junto a un castaño. Se la llama el “Repartidor”, porque es el sitio donde la acequia reparte cada cuatro días el agua para Júbar o para Laroles. Sobre la pista indica un hito que hay que salirse por la vereda. Baja el sendero por un castaño grande para encontrarse la senda hacia la derecha.

Estás en: Casas Blancas »Sendero Gran Recorrido GR-7 » 2ª Jornada. Por tierras de Gerarld brenan y Abén Humeya
VALORMECINA BOMBARÓN.
DISTANCIA Y TIEMPO ENTRE NÚCLEOS URBANOS.
Válor – Yégen: 5,5 Km 1h. 30’
Yégen – Montenegro: 2,4 Km 30’
Montenegro – Golco: 3,3 Km 55’
Golco – Mecina Bombarón: 1,5 Km 25’

Válor
En el pueblo de Válor nació Don Fernando de Válor y Córdoba: Abén Humeya como se le llamó en estas tierras. El más conocido de los alpujarreños era descendiente de los príncipes Omeya y fue proclamado rey de la Alpujarra al producirse la sublevación morisca contra los cristianos en el reinado de Felipe II, allá por el año 1.568. Después de la expulsión de los moriscos quedó candente la posibilidad de una invasión por parte de los “moros” y esto se ve reflejado en las tradicionales fiestas de Moros y Cristianos que se celebran cada año. Estas fiestas son muy comunes en la comarca como en Laroles, Juviles, Trevélez, Bubión, pero las que tienen una fama especial son las de Válor, que en honor al Santo Cristo de la Yedra se representan el día 15 de septiembre. Es una función en la que en una primera parte ganan los moros y en la segunda ya vencen definitivamente los cristianos. El histórico sendero que va de Válor a Yégen sigue el Camino Real que unía Almería con Granada.
Así nos lo demuestra Francisco Cobo (“Paco el de las Flores”), que vive en el barrio de la tableta, con una antigua escritura de su casa por donde pasa el sendero, que dice: “linda al sur con el Camino Real de Almería a Granada”. Debajo de la Ermita de Lourdes sale el camino y pasa algo más abajo por el legendario puente de la Tableta, semiderruido recientemente tras las tormentas de los últimos años, después de aguantar en pié tantos siglos. De él ya nos hablaba Pedro Antonio de Alarcón en su libro “La Alpujarra” (1), en su viaje de 1874 cuando entraba en Válor: “Para llegar a la población y a sus cuatro barrios (llamados el Portel, la Jarea, Colujar y Cantarranas) hay que pasar un hondo torrente que corta el camino, y que es la defensa natural de Válor, origen de su importancia en la guerra del siglo XVI como punto estratégico. Sobre aquella cortadura existe un puente peraltado de forma árabe, de un solo ojo, levemente apuntado a la manera de ojiva, como los del llano de Tetuán”.

Debido al estado ruinoso del puente, al igual que la fuente agria de la Tableta situada debajo del puente que está atorada, aconsejamos no cruzar este “hondo torrente” por el puente Tableta mientras que no se arregle, sino más arriba. Por esto saldremos de Válor en dirección oeste donde está la almazara (hacia Yégen), por la carretera, durante solo unos metros hasta justo después de que cruce el río Válor, donde ya tomamos una pista a la izquierda..
Después de cruzar el barranco de los Morciguillos se repite esa intersección de caminos, e igualmente volvemos a tomar el de la derecha. Enseguida llegamos a la pista asfaltada que viene de la carretera principal. Bajamos por ella, a la izquierda, y aunque más adelante se divide en dos, vuelven a juntarse después de rodear una finca de almendros, hasta llegar a Cuesta Viña.
Gerald Brenan (2) nos hace un poco de historia de este lugar: ” En la Cuesta de Viñas, al este de la aldea, habrá habido durante la época mora una gran concentración de casas – lo que se denominaría un lugar- pero habrá desaparecido sin dejar rastro”.

Ahora sí que nos encontramos con alguna concentración de casas, algunas decadentes, otras semiconstruidas y abandonadas. Sin embargo, algunos cortijos se habitan en verano y le dan a la zona un ambiente de oasis con sus numerosos almeces, parras y palmeras. Pero lo que tiene de inmemorial el lugar son sus fuentes ferruginosas adornadas con azulejos de otros tiempos, al pie del mismo río. (1) ALARCÖN, Pedro Antonio de. La Alpujarra. Ed. Roger, 1.998. (2) BRENAN, Gerald, Al sur de Granada. Ed. Fábula, 1.997.
Las “aguas agrias”, como se les llaman por su sabor a estas fuentes ferruginosas, no tienen nada que envidiarle como propiedades curativas a los manantiales de Lanjarón, que son las más famosas de la Alpujarra debido a sus balnearios y a la comercialización de sus aguas minerales. Estas aguas agrias son ricas en ácido carbónico y en hierro lo que les da unas cualidades medicinales, especialmente digestivas y como reconstituyente anémico.

Atravesamos una zona de bancales y paratas abandonadas de sus tradicionales cultivos rodeadas de pequeños espinos blancos, y en dirección este–oeste nos adentramos en un pequeño barranco para subirlo bajo la sombra de las higueras hasta la carretera. La cruzamos para volver a ella a la izquierda después de pasar una curva.
Desde aquí ya se ve Yégen a un kilómetro. Recorremos por la carretera 200 mts, hasta cruzar el barranco del Quegigal, aquí tomamos a la izquierda una vereda que discurre bajo la carretera y nos lleva entre huertas al núcleo urbano.
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Yegen
Yégen es conocido internacionalmente gracias al escritor inglés Gerald Brenan. El hispanista se afincó en este pueblo tras recorrer parte de la Alpujarra, e hizo un estudio antropológico y cultural excelente, recogido en su recomendable libro “Al sur de Granada”.
Yégen es un lugar en el que se puede disfrutar por sus calles observando su conservada arquitectura popular. Desde el barrio de arriba bajaremos, pasando, debajo de la fuente de los tres caños, por la casa donde vivió Gerald Brenan ” por espacio de siete años”, como nos indica la placa colocada en su fachada.

En el barrio mas bajo del pueblo cruzaremos por la plaza del ayuntamiento donde se sitúa su Iglesia para llegar a la plaza de la Ermita con su fuente hexagonal en medio. De ella sale un camino entre huertas y olivos que nos llevará al cementerio del pueblo, y desde aquí una pista de tierra nos conducirá a la cortijada de Montenegro.

Paisaje árido, ensombrecedor, roto. Lomas, ramblas y cárcavas se entrecruzan cubriendo todo lo que vemos hacia el sur hasta perderse en el fondo de la Contraviesa. Esta sierra está coronada por el Cerrajón, a sus pies divisamos el pueblo de Jorairátar.

El caserío de Montenegro lo componen una Ermita moderna, un cortijo grande sobre un cerro y varios cortijos diseminados, de los que se encuentran habitados dos de ellos: el llamado cortijo Bartolo donde viven dos hermanos ganaderos y otro en el que viven madre anciana e hijo, todos dignos de saborear.

Junto a la acequia, una flecha de indicación nos avisa que tenemos que dejar la pista que traemos y tomar una vereda que sale a la derecha. En este lugar ya se divisan las casas de la población a la que nos dirigimos: Golco. La acequia que en un principio acompaña la vereda nace de la fuente de Montenegro que es un hermoso chorro de agua que emana entre las rocas (aquí nos encontramos terreno calizo). Debajo una alberca almacena sus aguas.

Al salirnos de todo este arbolado que alimenta la fuente, pasamos por los pies del cortijo Miguel, corral con la base de piedra y encima construido de ladrillo y bloques. Tomamos la vereda de abajo que es la que va por el camino del Fresnillo y nos lleva a la vertiente del río Mecina. La loma de enfrente se encuentra cubierta de vegetación y poblada con dos núcleos: El Golco y Mecina Bombarón.

Al llegar al río nos acercamos a la parte alta de la chopera porque allí junto a unas mimbres suele estar el puente. Tras cruzarlo descendemos unos metros para subir enfrente sobre una vereda empedrada al principio, en la que se muestra lo que era esta calzada.
Enseguida salimos a una pista que la dejamos para seguir a la derecha por un camino tradicional: La vereda, que sale junto a unas pitas, pasa por la era de Golco Baja y tras subir por la Cuesta de Golco desemboca en la pista, esta de color grisáceo – azulado al atravesar por una zona de launa.
Antes de llegar a Golco una fuente a cada lado del camino nos aliviará el haber subido desde el río en un Km, 150 mts de desnivel. La fuente baja que está escondida al otro lado del camino, está más sabrosa que la otra hermana que está enfrente a la izquierda.
La plaza de Golco está sombreada por una hermosa catalpa y regida por una de las más antiguas Iglesias de la zona.

El camino que nos une a Mecina Bombarón lo tomamos unos metros antes de esta plaza por un carril cementado. Este lo dejamos a la derecha en su primera curva y seguimos por una vereda repleta de vegetación y refrescada por una acequia hasta adentrarnos en el pueblo deMecina. Famoso por sus cultivos de habichuelas y sus exquisitas manzanas de invierno.

A la inversa
Si fuéramos de Mecina Bombarón a Montenegro bajaremos 300 m de desnivel, por lo tanto tardaremos menos tiempo que si lo subiéramos.
Tanto en Mecina como en Golco se tiene que atravesar el pueblo hasta la parte mas baja, que es de donde sale el sendero. (De Mecina a Golco y de Golco a Montenegro, respectivamente).

A partir de Montenegro solo tendremos que seguir la pista en dirección NE, ya que si tomáramos a la derecha, al SW, bajaríamos a Yátor. En Yégen se subirá por el pueblo hasta la carretera en dirección NE. Veremos que cuando se pasa la loma y se divisa Válor, encontramos la vereda que baja a Cuesta Viña. Desde aquí seguimos tan solo el camino asfaltado y luego una pista para llegar a Válor